Esta revisión es un paso esencial y sirve para confirmar que tanto el cohete como el telescopio están preparados para el lanzamiento, informó hoy la Agencia Espacial Europea (ESA).
Durante el lanzamiento, la nave espacial experimenta fuerzas mecánicas, vibraciones, cambios de temperatura y radiación electromagnética, y la revisión, que incluye la trayectoria de lanzamiento y la separación de la carga útil, “ha dado resultados positivos”.
“Estamos encantados de haber superado este importante paso hacia el lanzamiento de Webb y de haber recibido la luz verde de Arianespace y la NASA”, afirma Peter Rumler, director del proyecto Webb de la ESA.
El James Webb, llamado a ser heredero del Hubble, será el telescopio más grande y potente que se haya lanzado al espacio y es obra de una colaboración entre la estadounidense NASA, la ESA y la Agencia Espacial Canadiense (CSA).
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Su lanzamiento está previsto para octubre próximo, cuando un Ariane 5 le lleve hasta una órbita de transferencia y desde ahí continuará su viaje en solitario hasta situarse a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra y en dirección contraria al Sol, eso es cuatro veces más lejos que la Luna.
El telescopio observará el universo en el infrarrojo cercano y medio, en longitudes de onda más largas que la luz visible, para lo que cuenta con un conjunto de cámaras, espectrógrafos y coronógrafos de última generación.
La ESA no solo es responsable del lanzamiento del nuevo telescopio, sino además aporta uno de sus cuatro instrumentos científicos, el espectrógrafo NIRSpec, y la mitad del infrarrojo medio MIRI.