Las pesadas horas del trajín laboral se disipan como por arte de magia, una vez que Gerardo “Minino” González (bajista) y David Martínez (Teclados) llegan a la casa del vocalista Javier Godoy, en el lugar también espera el guitarrista Felipe Vallejos.
Penosamente la razón del regreso de El Templo a la escena es una enfermedad que afecta al suegro de Felipe, llamado cariñosamente por sus allegados “Don Becho”.
Lo bueno es que estos cinco hombres, a pesar del paso del tiempo, sienten la misma energía que cuando se juntaron a componer los primeros acordes en el lejano 1992, y eso es lo que intentarán transmitir al público en su concierto de regreso, este viernes en The Jack.
“Eran otros tiempos. Hacer rock en los 90 implicaba el papel de animarse a hacer algo nuevo e innovador en tiempos de apertura democrática”, reflexiona Felipe.
Sucede que El Templo, forma parte de esa camada de bandas que se encargaron de abrir el angosto camino del rock paraguayo, que tímidamente había sido trazado décadas atrás.
“Para mí esa década fue clave para el desarrollo de nuestro rock, porque se asienta la base de la identidad de este, y además la movida empieza a nacer. Eran tiempos de intensa actividad nocturna, los paraguayos estábamos saboreando esa libertad tanto tiempo negada”, continúa Vallejos.
Para Gerardo “Minino” González, esta vez el regreso de la banda podría ser definitivo porque “llegando a una edad madura, uno aprende a dosificar el tiempo”, señala. “Hoy a pesar de la panza crecida y el cabello blanco, estamos dispuestos a seguir adelante con lo que siempre nos va a gustar, la música”.
La cita de esta noche, no solo será una cita con El Templo. Será un encuentro con la historia viva de nuestro rock. Será un regreso, digno de ser visto y guardado en la memoria.