En caso de que se cumplan estas previsiones, será mucha la diferencia de la cantidad que se pague por este gigante en comparación con lo que alcanzaron sus dos predecesores. Stan fue vendido por 31,8 millones de dólares a un comprador de Dubái por la casa Christie’s de Londres en 2020.
Lo que nadie duda es del carácter “único y raro” de un fósil como este, original en un 50,17% y compuesto de los restos de tres ejemplares distintos de tiranosaurio que fueron desenterrados entre 2008 y 2013 en varias excavaciones estadounidenses de las Montañas Rocosas, en los estados de Montana y Wyoming.
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“El año pasado tuvimos una llamada de un particular estadounidense que nos ofreció esta pieza”, explicó a EFE el consejero delegado de la casa de subastas Koller, Cyril Koller, que se mostró muy entusiasmado por poder culminar de este modo muchos meses de trabajo.
“Tan pronto como supimos de Trinity, iniciamos nuestras investigaciones para saber cómo de originales eran estos restos y qué historia había detrás de los dinosaurios que lo componen”, apuntó.
Aunque no esté clara la circunstancia de sus muertes, los expertos creen que pudieron morir los tres t-rex a causas naturales y creen que estos pudieron morir ahogados en varias inundaciones o perecer tras una cruenta pelea.
Además, la veterana firma familiar pondrá a la venta los restos junto a otros “objetos extraordinarios”, como el traje de un cosmonauta soviético o un meteorito marciano.
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Respecto a quiénes podrían pujar por Trinity, Koller prefirió no dar más detalles a la prensa por discreción con las personas que se mostraron interesadas en el dinosaurio, pero aseguró que el comprador será probablemente un particular.
“Que vaya a pasar a manos privadas no impide que el público vaya a poder verlo. De hecho, algo similar pasa con las obras de arte, y en muchas ocasiones las personas que las tienen en propiedad acceden a mostrarlas en los museos o a ponerlas a disposición de la ciencia”, aclaró.
Una polémica subasta
Las anteriores ventas al mejor postor de dinosaurios también fueron polémicas y pusieron en alerta a la comunidad científica, que calificó de “absurdos” sus altísimos precios y advirtió del peligro de este tipo de prácticas para la investigación.
Presente hoy en la sala, el arqueólogo zuriqués Hans-Jakob Siber reconoció a EFE que “en un mundo ideal, la cultura sería gratis”, pero lamentó que los costes de las excavaciones y el posterior montaje de los esqueletos sean imposibles de asumir para una industria “tan poco desarrollada” como la paleontología.
En este sentido, admitió entre risas que los tiranosaurios no solo son una innegable fuente de fascinación para todos los aficionados a los dinosaurios, sino que además suponen un incentivo económico para los museos que cuentan con algún ejemplar en su colección.
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“En mi opinión, es poco probable que un particular compre a Trinity y lo coloque en su casa, de manera que nadie pueda disfrutar de su majestuosidad”, indicó el experto, que avisó a quienes puedan caer en esta tentación de que “un fósil como este no es fácil de mantener en buen estado”.
Por el momento, las fantasías de grandes magnates que atesoran dinosaurios en sus mansiones se quedan en la ficción y en los sueños de los más pequeños, que correteaban hoy con la boca abierta por el suntuoso vestíbulo de conciertos, mientras en el hilo musical sonaba la melodía compuesta por John Williams para la película Jurassic Park.