Por Andrés Colmán
A la manera del poeta Virgilio, conduciendo al escritor Dante Alighieri en un descenso a los círculos del infierno, como se narra en el primer capítulo del clásico poema La Divina Comedia, el investigador Alfredo Boccia aceptó realizar un “tour del horror” por algunos de los locales más emblemáticos de detención y tortura a presos políticos, durante la dictadura stronista, explicando la función que cumplían.
Como se puede observar en el reportaje audiovisual, el recorrido se inicia en la ex sede de la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos del Ministerio del Interior, más conocida como “La Técnica”, sobre la calle Chile casi Jejuí, en pleno centro de Asunción, donde actualmente funciona el Museo de las Memorias.
Ubicado frente a la Comisaría Policial Tercera, otro centro de represión, la Técnica era una casa de familia que fue convertida en cárcel, con cuatro espacios dedicados a la aplicación de torturas. La Comisión de Verdad y Justicia, en su informe final le asigna al lugar la más elevada categoría en las represiones de la dictadura stronista y de las más graves violaciones a los derechos humanos.
En el lugar se conservan intactas algunas de las celdas y calabozos, y se exhiben objetos de torturas, como la picana eléctrica y la pileta en que se sumergía a los detenidos.
El reinado de Pastor Coronel
El recorrido sigue por el edificio que fue sede del Departamento de Investigaciones de la Policía, sobre la calle Presidente Franco casi Chile, otro de los sitios más siniestros donde los detenidos eran torturados, bajo la dirección del temible Pastor Milciades Coronel.
El edificio actualmente está vacío y bastante deteriorado, pero hay un plan de sectores de la sociedad civil que buscan convertirlo en un museo.
Se han recogido numerosos testimonios de presos que allí fueron mantenidos hacinados en pequeñas habitaciones, llenas de humedad, y sometidos a torturas en un salón contiguo al despacho de Pastor Coronel, con aplicación de picana eléctrica e inmersión en la pileta. Varios de los detenidos, como el recordado activista Mario Schaerer Prono, fallecieron en ese lugar, debido a los tormentos.
El cementerio de los N.N.
El último lugar visitado es la ex Guardia de Seguridad, actualmente sede de la Agrupación Especializada de la Policía, en el barrio Tacumbú.
El lugar fue convertido en centro de detención y de entierro clandestino de muchos perseguidos políticos. En este sitio permaneció detenido por más de dos décadas el capitán Napoleón Ortigosa, encerrado en una diminuta habitación, del tamaño de un placar.
En los terrenos del fondo, el doctor Rogelio Goiburú, hijo del detenido desaparecido Agustín Goiburú, pudo desenterrar numerosos restos de ex presos políticos enterrados en forma anónima, que actualmente aguardan la liberación de fondos para ser sometidos a reconocimiento a través de pruebas de ADN.