Ocurrió un 21 de octubre de 1967 cuando, en la final del Tercer Festival de la Música Popular Brasileña (MPB), un evento de gran audiencia transmitido por un canal de televisión al país, Caetano y Gil le mostraron a los brasileños que introducir las extranjeras y cuestionadas guitarras eléctricas en la música no era un atentado contra la cultura nacional.
Pese a que el vencedor del festival fue el compositor Edu Lobo con su canción Ponteio y a que el ya popular Chico Buarque quedó tercero con el clásico Roda Viva, los entonces desconocidos Gil y Caetano obtuvieron el segundo y el cuarto lugar con sus canciones Domingos no parque y Alegría, alegría, respectivamente.
La fecha es recordada como la del nacimiento de un movimiento que irrumpió contra la nacionalista bossa nova y que mostró que era posible unir lo regional a lo universal, y que Brasil también podía tener una música con elementos pop, planetarios y modernos.
“En aquella época cada artista buscaba introducir novedades en sus canciones y esa era la intención de Domingos no parque. La canción se encajaba en una moldura mayor, el tropicalismo”, recuerda Gilberto Gil en Facebook en el que celebra el cincuentenario del movimiento que lo lanzó a la fama. “Quería barajar las cartas de la música popular y deconstruir sus elementos rígidos, para reconstruirlos con otros ladrillos”, agregó uno de los padres del tropicalismo. EFE