Por Blas Brítez
6 de enero de 1984. La dictadura de Stroessner estaba empezando a resquebrajarse internamente y los años de oro de Itaipú principiaban su fin, cuando también llegó a término una de las etapas más exitosas de la historia del club Olimpia, afincado en el copetudo barrio Mariscal López de Asunción, con hinchas desperdigados en todo el país. Es decir, la etapa comprendida entre 1978 y 1983, la de la Copa Libertadores, la Intercontinental, la Interamericana y el hexacampeonato.
Fue un logro en una época del fútbol visto por primera vez masivamente por televisión, de dos canales de aire en escasos hogares de los suburbios donde el vecindario se aglomeraba para ver los partidos, sin detrimento de la asistencia récord en los estadios.
Aquel fue un enero caluroso como siempre, pero atípico por la tardía definición del campeonato paraguayo de 1983. Hubo una liguilla dividida en dos grupos. En el A, Sportivo Luqueño, Sol y Libertad fueron los clasificados; en el B, hicieron lo mismo Olimpia, Colegiales y Nacional. A fines de aquel año, empataron en puntos Olimpia, Sportivo Luqueño y Libertad, por lo que hubo que disputarse otra liguilla más breve aun, un triangular, para conocer al campeón. Pero la definición, otra vez, terminó empatado, por lo que fue necesaria una tercera liguilla relámpago. Allí el mejor sería Olimpia.
“Marcamos época en esos años”, rememora Jorge Antonio Guasch para ÚH, integrante principal de aquel equipo. “Fue algo sensacional para nosotros y me parece que valoramos más ahora, con el paso del tiempo”, acota. El grupo de Olimpia se conocía muy bien y, a pesar de los años, mantenía una base con Almeida, Delgado, Aquino, el propio Guasch. “Era un grupo sensacional. Hacíamos cada año los cambios, pero el equipo base siempre estaba, con una forma siempre que para nosotros era el hambre de ganar”, resume.
El día de la consagración, un viernes de luminosa luna, Olimpia derrotó 2-0 a Sportivo Luqueño. En su banco estaba otro uruguayo que haría historia con Olimpia, con Sol de América, con Cerro Porteño, con la Selección Paraguaya: Sergio Markarián. Antes, los franjeados habían derrotado a Libertad en los penales, luego de empatar 1-1. Los luqueños hicieron lo propio con los gumarelos. Contaban con un gran equipo dirigido por una leyenda del fútbol auriazul y nacional, Silvio Parodi, a cuyas órdenes habían derrotado antes a Olimpia en dos intensos juegos.
En el alargue. El partido definitorio del Día de Reyes tuvo la misma disputada tónica, pero diferente resultado. Hubo que recurrir a un alargue a raíz de la igualdad a cero persistente. Poco antes de los 9 minutos del suplementario, José Luis Chilavert tomó la pelota con las manos ¿innecesariamente? fuera de su área. Gustavo Benítez cobró la pelota parada y abrió la cuenta en un rebosante Defensores del Chaco. Nicolás Azuaga batió su propio arco cinco minutos antes del final: 2-0.
“Guste o no guste”, rememora para esta página Cipriano Romero de Luqueño, “la estructura siempre tiene mucho que ver en los resultados. Nosotros jugábamos por la pasión, por el club. Olimpia en esa época era mucho mejor estructuralmente, pero nosotros teníamos un equipo muy bueno con Milciades Morel, Azuaga, (César) Zavala, Arístides Zaldívar. Económicamente eran superiores, en cuerpo médico, en estructura. Finalmente, eso podría haber pesado”, aventura quien luego vistió la casaca franjeada.
Guasch, sin embargo, es concluyente sobre por qué Olimpia consiguió el hexacampeonato, el único de la historia paraguaya: “El equipo se portó fenomenal, marcó su jerarquía en el alargue aquella vez”.
Una polémica persistente
El volante de Luqueño Rolando Chilavert tuvo sobre los 90 la victoria en su pie derecho. En un mano a mano con Almeida mandó fuera la pelota. Le pegó mordida, dirá él. Hasta hoy en Luque se prefieren otras explicaciones. “No creo en esas cosas”, responde Cipriano Romero. “No creo en la mala voluntad, pero de que existen los fantasmas existen. Paraguay es un país muy corrupto. Pero cualquiera pudo haber errado, yo erré goles increíbles. Lo que pasa es que era una final y entones la gente saca conclusiones. Personalmente, no creo que haya habido algo raro, pero de que es corrupto el fútbol no solo paraguayo sino mundial, es. Más ahora con las apuestas deportivas hay mucho dinero en juego”, reflexiona Toño.
Guasch, por su lado, recuerda: “A los 45’ Cipriano bajó con el pecho, le achicó Almeida, en el último minuto. Casi nos morimos todos, pero después, con tiro libre perfecto, Gustavo Benítez hizo el primero”.
46.891 fueron los pagantes el 6 de enero de 1983, en el partido Olimpia-Luqueño. La recaudación: 17.217.300 guaraníes.
1 solo futbolista ganó los seis campeonatos históricos de 1978 a 1983: El arquero Éver Hugo Almeida.