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La comunidad artística, en especial la musical, está de luto por la partida del maestro don Lorenzo Álvarez Florentín, conocido como el Violín romántico de Asunción, que falleció ayer, en el Sanatorio San Lucas, donde estuvo internado desde el 28 de junio pasado, a raíz de un ACV (accidente cerebro vascular). La situación se complicó con la diabetes y la presión alta que padecía, además de una falla renal.
Al cierre de esta edición, aún no estaba confirmado el lugar del velorio y el entierro. Anoche, los familiares del músico analizaban la posibilidad de realizar el velatorio en la residencia del fallecido, ubicada en el barrio San Vicente, o en el Jardín de la Paz de Lambaré.
En mayo pasado, el destacado artista recibió el galardón de Maestro del Arte 2014, otorgado por el Congreso Nacional; en noviembre también le fue otorgada la distinción de Hijo Dilecto de la Ciudad de Asunción y fue homenajeado por músicos de varias generaciones. En la ocasión, don Lorenzo incluso compartió escenario con su hijo Luis y sus nietos Patricia y Juanchi.
“Siento una gran alegría, impagable es esto”, había dicho emocionado en aquella ocasión el artista, que ya descansa en paz, tras más de 7 décadas de incansable labor en favor de la música paraguaya.
Sus más destacadas composiciones, entre ellas Adelante albirroja, adelante; Alma y violín; Silbido nocturno; Madrecita mía y Polca Burro; son verdaderos himnos paraguayos.
hoja de vida. Lorenzo Álvarez Florentín nació el 10 de agosto de 1926 en San Cosme y Damián. Hijo de Turiano Álvarez, bandoneonista y violinista, y Ramona Florentín.
Desde muy joven mostró inclinación hacia la música y estudió violín, iniciándose en la actividad en Encarnación con la Orquesta de los Hermanos Molinas.
En 1950 se trasladó a Asunción, donde cursó estudios de teoría y solfeo, armonía y años más tarde, composición.
Integró en la década del 50 las orquestas de Leonardo Alarcón y Florentín Giménez y en 1956 creó la orquesta que llevó su nombre, una de las más famosas en el género de orquestas típicas.
En el año 1970 abandonó dicha actividad para dedicarse con mayor intensidad al estudio del violín. Integró la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA) desde su creación en 1957 hasta 1992. Durante 10 años se desempeñó como profesor de violín del Conservatorio Municipal de Música de Asunción, donde formó a toda una generación de violinistas.
En 1987 asumió la dirección de la Banda de Músicos de la Armada Nacional. Desde 1980, se dedicó a la composición de música sinfónica, de corte nacionalista, estrenando año tras año sus obras, ya sea con la OSCA o con la Banda de la Armada Nacional.