Armando Javier Rotela Ayala (40) incursionó en el mundo delictivo desde muy joven perpetrando hechos de asaltos en su ciudad natal, Tobatí.
Cuando tenía 19 años tuvo su primer encuentro con la justicia, al ser detenido e imputado por hurto agravado y asociación criminal. Desde entonces, los delitos a su prontuario serían varios. En el 2004 volvió a caer por lesión grave y en el 2008 por robo agravado.
Para el 2007, ya la Policía manejaba la información de la utilización de niños, adolescentes y otras personas para el entonces novedoso sistema de venta al menudeo, conocido como delivery.
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Para entonces ya se había trasladado al Bañado Tacumbú, donde establecería su zona de influencia que le dio luego el mote del “zar del crac”, masificando la venta de la droga, un derivado de la cocaína, un estimulante altamente adictivo y poderoso, que en poco tiempo generó miles de adictos.
Protegido por vecinos
Los investigadores señalan que Rotela reclutaba jóvenes y les proporcionaba motocicletas para la venta de la sustancia prohibida, que le comenzó a dar réditos económicos. Era protegido por sus vecinos que lo consideraban un hombre generoso que ayuda a la comunidad.
En el 2011, la Policía logró llegar hasta él y fue detenido, en su casa del Bañado Sur. Un año después logró fugarse de la cárcel de Misiones junto a otras ocho personas.
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En el año 2016 fue recapturado y desde entonces maneja los hilos de su organización desde su lugar de reclusión, en la cárcel de Tacumbú. El 17 de marzo del año 2020 fue condenado a 19 años de prisión más ocho años de medidas de seguridad por posesión y tráfico de drogas.
Su personalidad
Es conocido por ser un hombre de pocas palabras; sin embargo, lo definen como una persona “generosa” con sus compañeros internos y con los funcionarios penitenciarios.
Su personalidad serena puede mutar al más sanguinario de los personajes, capaz de idear una masacre y ordenar muertes desde su celda.
Poco a poco, haciendo uso de su habilidad para la persuasión, conformó el Clan Rotela, que con el paso de los años consiguió miles de adeptos dentro y fuera de los recintos penitenciarios.
La Fiscalía maneja la información que, a pesar de estar privado de libertad, el líder del clan decretó una serie de asesinatos, que quedaron evidenciados en grabaciones de llamadas interceptadas por investigadores.
El crecimiento de la organización criminal lo llevó a crear “La Jungla”, que es el brazo armado que protege su integridad dentro de la cárcel y la que ejecuta los crímenes fuera de ella.
Demostración de poder
Al asumir Santiago Peña como presidente de la República, nombró como ministro de Justicia a Ángel Ramón Barchini, que desde el comienzo de su administración ya sintió el peso de la influencia de Rotela.
Según la opinión del criminólogo Juan Martens, el ministro Barchini, siete días después de asumir el cargo, ya tuvo que ceder a la presión del clan Rotela para cambiar al director del penal de Tacumbú.
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Las autoridades nombraron a Adán Jesús González Álvarez como director del penal más grande del país en reemplazo de Pedro Rafael Farías Espínola.
De acuerdo con los datos que manejó Martens, esto se dio debido a que Farías relevó de su cargo al jefe de seguridad de apellido Godoy, quien era afín al líder del clan.
“Rotela amenazó con hacer un motín porque no le gustó el cambio de jefe de seguridad. Para calmar los ánimos cambiaron al director, que lo primero que hizo fue reponer en su cargo al jefe de seguridad”, había señalado el académico.
El poder del clan quedó demostrado tras una mecha que se encendió cuando el titular del Ministerio de Justicia, haya declarado que el suboficial Oliver Daniel Lezcano, procesado por el asesinato del militar Líder Javier Ríos, fue secuestrado y asesinado por miembros del grupo criminal, anunciando luego un plan para recuperar el control de las penitenciarías que tendría “costo en vidas humanas”.
Estas declaraciones cayeron mal en el interior del grupo criminal que el pasado martes tomó el control del penal de Tacumbú, a través de sus adeptos, que mantuvieron de rehén por varias horas a funcionarios penitenciarios y a personas que se encontraban de visita en el penal.
Guerra interna
El clan Rotela se disputa el control de las cárceles con el Primer Comando de la Capital (PCC), grupo criminal que tuvo su génesis en las cárceles de São Paulo, Brasil, y que se extendió hasta nuestro país, primero en la frontera con Pedro Juan Caballero, hasta filtrarse en las cárceles.
Ambas facciones ya protagonizaron sangrientas luchas en el pasado. Una de las más recordadas es la del 16 de junio de 2019, en la Penitenciaría Regional de San Pedro que dejó nueve fallecidos, varios de ellos decapitados, y un tendal de heridos.
Esta disputa se extiende también en los barrios periféricos de Asunción y ciudades del departamento Central, donde se disputan el control del microtráfico, ocasionando hechos violentos y muertes por sicariato.