El diccionario define a la palabra “elenco” como el “conjunto de personas que trabajan juntas o que constituyen un grupo representativo”.
Días atrás, en el marco de la inédita e importante visita al Paraguay del Directorio del Fondo Monetario Internacional, conversábamos con un director del Banco Central del Paraguay sobre el proceso de construcción de la institucionalidad sólida de dicha institución, que hoy es reconocida, aunque aún poco imitada por otras instituciones claves en la República.
A propósito, él mencionaba que en realidad este proceso estuvo acompañado de la conformación de una suerte de elenco estable en materia de conducción económica del país, conjuntamente con otras instituciones como el Ministerio de Hacienda y la Agencia Financiera de Desarrollo.
Lo de estable no se refiere precisamente a las mismas personas, pero sí a perfiles altamente profesionales y solventes en su materia, que ha permitido mantener una línea de trabajo con altos niveles de coordinación y con fuerte capacidad de ejecución de la obra en cuestión.

Lo más importante, en el mediano y largo plazo, cuando se logra conformar elencos de calidad, los resultados se concretan y en términos macroeconómicos los paraguayos podemos sentirnos muy orgullosos de lo que hemos venido consiguiendo, con actores netamente locales y en el medio de todos los condicionantes de nuestra propia cultura y del resto de las instituciones que pueden ser tremendamente complicadas.
Por supuesto que cuando hablamos de desarrollo, no podemos quedarnos solamente en los temas macroeconómicos, pues se trata siempre de una condición necesaria, aunque no suficiente para el mismo.
Precisamente por ello es que necesitamos enfocarnos ahora con fuerza en la construcción de nuevos elencos, tanto en el tema social como en la seguridad, tanto jurídica como personal.
El gasto social –aunque aún pobre, en relación a lo necesario por los atrasos acumulados que tenemos– se ha venido incrementando de manera sostenida en los últimos años. Y este proceso va a continuar, justamente impulsado por la demanda colectiva de la sociedad paraguaya en relación a los saltos cualitativos que precisamos en temas como educación, salud y protección social.
Sin embargo, si no logramos conformar elencos estables que trabajen de manera coordinada, similar a lo acontecido con las instituciones económicas, los resultados seguirán siendo muy pobres a pesar del enorme esfuerzo financiero que podamos ir realizando.
Lo mismo ocurre con el tema de seguridad en general, donde también precisamos con urgencia construir elencos de calidad que trabajen coordinadamente en instituciones como el Poder Judicial, el Ministerio Público y la Policía Nacional.
Estamos hablando de procesos de transformación de estas instituciones claves para nuestro desarrollo que llevarán su tiempo, pero debemos iniciarlos de manera decidida y cuidar de los mismos, con una ciudadanía organizada y activa en esta dinámica de control y demanda continua de mejoras.
Como mencionaba anteriormente, ya hemos conseguido resultados muy buenos en ciertas áreas y perfectamente podemos hacerlo de nuevo en otras, aun reconociendo las mayores complejidades que puedan existir en los temas sociales y de seguridad.
Esta construcción de una mejor institucionalidad en las áreas mencionadas es la gran batalla que debemos encarar en la sociedad paraguaya, y los diversos liderazgos deben impulsar esto con decisión y coraje, en contextos en que las resistencias con seguridad se irán activando.
Y aunque parezca difícil por las diferentes señales que vemos cotidianamente, es la labor fundamental de la política y de los políticos, cuyas decisiones y acciones construyen o destruyen institucionalidad.
Apoyemos la conformación de nuevos elencos estables y de calidad. Y demos los siguientes saltos institucionales que nos permitan, como país, aprovechar mejor las enormes oportunidades que tenemos.