EFE
Su mala fama se mantuvo por más de un siglo, hasta que el exdiplomático irlandés Michael Lillis escuchó hablar de ella en un viaje a Paraguay, investigó y en 2009, conjuntamente con el historiador Ronan Fanning, publicó Calumnia. La historia de Elisa Lynch y la Guerra de la Triple Alianza.
El libro inspiró después la película Elisa Lynch, Reina del Paraguay, que este fin de semana se estrenó en Asunción en el marco del Festival Internacional de Cine de Paraguay, que en su 25 edición tiene como invitado especial a Irlanda.
Lillis, que viajó a Paraguay con motivo del estreno del filme, declaró en una entrevista con Efe que Lynch fue una mujer “de una hermosura, carácter y coraje excepcionales”.
Nacida en 1833 cerca de Cork (Irlanda), Lynch abandonó su país natal en 1846, coincidiendo con la gran hambruna que asolaba Irlanda.
Se estableció en Francia, donde conoció a Xavier de Quatrefages, farmacéutico y miembro del ejército francés, con quien contrajo matrimonio en Inglaterra.
“Para que Quatrefages pudiera casarse con una extranjera, de religión protestante, necesitaba un permiso del ministro de Defensa francés, pero nunca lo obtuvo. El matrimonio no fue reconocido en Francia y Quatrefages debió mantenerlo oculto”, explicó Lillis.
El militar francés se trasladó a Argelia junto a Lynch, a quien mantenía “escondida” y en una “situación humillante”, por lo que después de tres años la joven irlandesa regresó a París.
En la capital francesa, en un baile de gala ofrecido por Napoleón III, en enero de 1855, Lynch conoció a Francisco Solano López.
El hijo del entonces presidente paraguayo, Carlos Antonio López, se encontraba en una misión diplomática para establecer relaciones con varios países, al conocer a Lynch se enamoró de ella y le pidió que fuera su acompañante en el resto del viaje.
“Al finalizar la gira de Solano López por Europa, Lynch estaba embarazada y decidió viajar sola, en un barco que cruzaba el Atlántico, hasta Buenos Aires, donde tuvo a su primer hijo. Esto demuestra su gran coraje”, resaltó Lillis.
Tras el parto, Lynch se embarcó por río hasta Asunción, donde debía reunirse con Solano López, pero al llegar se encontró con la oposición frontal de Carlos Antonio López a que su hijo se uniera a “una extranjera que estaba cometiendo adulterio”, por lo que nuevamente tuvo que ocultarse.
No fue hasta la muerte de Carlos Antonio, en 1862, cuando Madame Lynch pudo presentarse a la sociedad y tuvo una gran influencia en las modas, la música y la decoración de la época.
Lynch tenía a su disposición la mayor biblioteca del país, así como muchos terrenos y propiedades que le regalaba Solano López, con lo que llegó a convertirse en “la mujer más rica de Sudamérica”, según Lillis.
Sin embargo, el estudioso insistió en que la amante de Solano López jamás tuvo influencia alguna en los asuntos políticos y militares que llevaron al mariscal a enzarzarse en 1864 en una guerra contra la Triple Alianza, formada por Argentina, Uruguay y Brasil.
En 1870, con el país arrasado, López libró su última batalla en Cerro Corá, en la que cayó derrotado por el Ejército brasileño, cuyos soldados apresaron a Lynch.
“Los soldados se burlaron de ella. Su imagen había sido sexualizada en los medios de comunicación de la época en Brasil y Argentina. Pero ella mostró un carácter, un coraje, una pasión y una resistencia que hicieron que los soldados le tuvieran miedo y la dejaran ir”, contó Lillis.
Lynch se refugió en París, donde vivió sus últimos años bajo el peso de las calumnias, viendo cómo se le arrebataban todas sus pertenencias y se destruía su reputación, con textos que la tildaron de “prostituta, tirana y torturadora”.
Para Lillis, sin embargo, Lynch era una mujer “muy comprometida con Solano López y con Paraguay”, y considera que tanto su libro como la película han servido para arrojar más luz sobre las sombras del controvertido personaje.
Hasta el punto de que hoy una estatua recuerda la figura de Elisa Lynch en su ciudad natal, el mismo lugar en el que, hace cinco años, nadie recordaba su nombre.