08 feb. 2025

Ellos ya están mejor…

Irma Oviedo – @IrmaLorenita

Vamos a estar mejor fue el eslogan que usó Santiago Peña, ahora presidente de la República, durante la campaña presidencial.

Pero quién hubiera imaginado que semejante frase sería usada en su contra para demostrar irónicamente los que ya están mejor son ellos: Sus hijos, esposas, maridos, cuñados, y todo el clan familiar posible que pueda succionar del Estado.

Lamento tanto tener que romper con su rutina dominical a puertas de un Año Nuevo, en un día tan festivo, pero es imprescindible no solo hacer un resumen anual, sino que seguir exponiendo el nepotismo que impera en las dependencias del gobierno cartista, hecho que fue destapado por los periodistas.

Las muestras más fehacientes de que “ellos ya están mejor” son los casos de nepotismo o “nepobabies” –frase acuñada en las redes sociales para definir a hijos de famosos que consiguen el éxito por medio de sus padres– que se evidenciaron en el Congreso Nacional.

Los hijos e hijas de los congresistas ocupan cargos sin concursos, sin méritos y sin ni siquiera un título universitario y tienen sueldos que superan o hasta triplican al salario mínimo legal vigente.

Esto indudablemente genera una disconformidad, rabia e indignación, especialmente por parte de los jóvenes, que representan a casi 1.500.000 de la población entre 15 y 29 años –según el Instituto Nacional de Estadística (INE)– que son los que más sufren para acceder al primer empleo u obtener un trabajo digno con un salario mínimo legal vigente, que ni siquiera alcanza para cubrir los gastos de la canasta básica familiar o los servicios públicos.

El acceso fácil de parte de los hijos de los congresistas, sin barreras y acomodados en “puestos de confianza” representan una bofetada para el joven que estudia y trabaja, duerme pocas horas, viaja como sardina en el pésimo transporte público o se expone diariamente a la inseguridad tanto de madrugada como de noche. Es una bofetada a ese espíritu de estudiar una carrera universitaria y hace que los jóvenes se cuestionen: “¿Para qué estudiar?”. Revientan la burbuja de sueño y esperanza que representa la formación universitaria.

No solo roban o malversan dinero del Estado, sino que pareciera que eso no les basta, para robar puestos laborales a los jóvenes, que muchas veces encuentran barreras al no pertenecer a un partido político.

Los casos expuestos en el Congreso Nacional demuestran que por ser colorado, cartista, hijo de un parlamentario y hurrero –una raza en extinción a “quien hay que cuidarlo”, según Horacio Cartes, ex presidente y titular del Partido Colorado– con los méritos suficientes y necesarios para obtener un puesto laboral, mientras que otros jóvenes con más de un título universitario están desempleados o trabajan en otras áreas u oficios.

Pese a este panorama pesimista, es importante recalcar que estudiar tiene sus frutos. Y que lo más importante es acabar con el nepotismo y con la repartija de cargos de confianza, como cupos políticos, una tradición de antaño que va en detrimento del joven estudiante.

Como anhelo por fin de año, podríamos por lo menos soñar que en el 2024 la tan famosa frase llegue a todas y todos: “Vamos a estar mejor”. ¡Salud!

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