En noviembre, Emicida fue galardonado con el Grammy Latino en la categoría Mejor álbum de rock o música alternativa en lengua portuguesa con su disco AmarElo, que fusiona letras intensas, denuncias sociales y mensajes de superación y esperanza.
El músico estrena ahora su documental homónimo, disponible para todo el mundo el próximo día 8 en Netflix y que supone un capítulo más de un “gran experimento social” en el que el mensaje es claro: “El racismo va a morir gritando”.
La obra se estrena en momentos en que el debate sobre el racismo estructural que impera en el país, donde un 56% de la población es negra, vuelve a la luz tras los brutales asesinatos del soldador Alberto de Freitas, a vísperas del Día de la Conciencia Negra, y del artista callejero NegoVila, días después.
Con una narrativa poderosa, AmarElo, todo por el ayer recorre la historia de Brasil a través del legado negro a partir de tres momentos emblemáticos: la Semana de Arte Moderno de 1922, la fundación del Movimiento Negro Unificado en 1978, en plena dictadura militar, y el espectáculo AmarElo del año pasado, cuando la cultura callejera del hip hop adentró el icónico Theatro Municipal de São Paulo.
“Nosotros producimos este filme precisamente para presentar una forma grandiosa de resistir en Brasil”, cuenta Emicida en una entrevista con EFE.
Para el rapero, “es realmente revolucionario” entregar un proyecto que “escapa de lo obvio” de “siempre señalar a la personas oprimidas como si ser oprimido es la única cosa de su vida”.
“Entramos en la historia del teatro no solo como la conquista de un movimiento artístico, pero también como una conquista del movimiento social y político”, asegura.
Y es que, con sus letras vigorosas —"creer que esas cicatrices me definen es el peor de los crímenes”, “80 tiros te recuerdan que existe piel blanca y piel blanco"—, Emicida se convirtió en uno de los principales exponentes de la lucha contra el racismo, la violencia y la desigualdad en Brasil.
“Los racistas van siempre a gritar”, pero “el racismo va a morir gritando. Los perros van a ladrar, pero la caravana no va a parar, nosotros vamos a pasar”, sostiene Emicida.
Pero más allá de un manifiesto cargado de denuncias sociales, AmarElo, todo por el ayer se revela como un emotivo homenaje a los personajes negros que dejaron su huella en la construcción de Brasil, así como a las raíces africanas del país.
Arte y resistencia
Nacido y criado en el humilde barrio Jardim Fontális, en la zona norte de São Paulo, Emicida conoció de cerca la violencia, la perversidad y las desigualdades que marcan la ciudad más populosa de Sudamérica.
Fue en los libros y en la cultura hip hop que encontró su boya de salvación para, a los 35 años, abrazar y solidificar “la misión de devolver el alma de cada hermano y hermana que un día creyeron que no tenían una”, según revela en el film.
Pero a pesar de las afiladas críticas sociales, sus canciones también son un mensaje sobre la fe, esperanza, superación y amor como forma de curar las cicatrices.
“Conectarme con la samba, hablar de esperanza, de belleza, de fuerza es una forma de hacer con mi música lo que el sol hace cada mañana: ofrecer la posibilidad de tener un nuevo día, vivir más un día de una gran conquista”, reflexiona.
En ese sentido, Emicida cree que Brasil ha avanzado mucho en las últimas décadas, sobre todo gracias a las victorias del Movimiento Negro Unificado, que el rapero considera como la “mayor conquista de los negros fuera del continente africano”.
“Son las conquistas de una generación que antecede a la nuestra. Nuestra generación ahora tiene un deber de casa enorme, que es producir algo tan grandioso”, recalca.
Sin embargo, advierte que es fundamental “mantenerse vigilante” en un momento en que “la mediocridad vuelve a dar las cartas” en el país, en alusión a las recientes declaraciones del mandatario Jair Bolsonaro de que la violencia afecta a todos y del vicepresidente Hamilton Mourão de que “en Brasil no existe racismo”.
“El poder de destrucción de esa gente es absurdo, ellos no tienen ninguna responsabilidad con Brasil. Hemos bajado la guardia y permitimos que la mediocridad volviera a dar las cartas”, denuncia.
Para el futuro, Emicida seguirá en la ardua búsqueda por “construir un mundo mejor” a través de la exaltación de la “grandiosidad” de la cultura negra de pecho abierto: “Yo no soy el blanco del racista, soy su pesadilla”, enfatiza en un fragmento de la película.
“Ya es hora de construir un orgullo (negro) que sea proporcional a la vergüenza generada por esa desigualdad de siglos”, matiza el artista, quien agrega: “A fin de cuentas, todo por el ayer”.