A pesar de ser uno de los actores más reconocidos del teatro en Paraguay, Emilio Barreto tenía poca experiencia en hacer cine. Había hecho anteriormente dos películas locales, Réquiem para un soldado y El invierno de Gunther, pero Guaraní, del argentino Luis Zorraquín, coproducida por Osvaldo Ortiz Faiman y Puatarará Films, es su primera película con proyección internacional.
“Tuve que adaptarme del lenguaje del teatro al lenguaje del cine, hacer ese trabajo de construcción interior del personaje, trabajar mucho con las expresiones, las emociones y los silencios”, admite en una larga charla mantenida con los conductores del programa televisivo web El Eco de la Noticia, por ÚLTIMAHORA.COM, acompañado de Jazmín Bogarín, la coprotagonista que encarna a la nieta Iara, quien ahora tiene 15 años de edad, pero en el momento de grabar la película tenía 13.
Para crear a su personaje, el abuelo pescador Atilio, Emilio fue al puerto de Itá Enramada, en donde encontró a un viejo pescador que estaba tejiendo una red. Le contó que era un actor que iba a encarnar a alguien como él en una película y le pidió que le enseñe. “Yo nunca antes había remado en una canoa, él me llevó hasta el medio del río y me enseñó a remar. Me fijé en su forma de caminar, en el movimiento de sus manos, en sus expresiones. Me fui a su casa, conocí a su familia... así pude crear mi personaje”, recuerda.
Con la niña Jazmín Bogarín se conocieron para el rodaje y siente que hubo química desde el primer momento, tanto que muchos les preguntan si realmente son parientes en la vida real. Ella había actuado en algunos cortos comerciales y de ficción, pero Guaraní fue su primera gran película.
“Yo, al igual que Emilio, también construí mi personaje observando a los niños y niñas que trabajan en el Mercado de Luque, que es mi ciudad. Me fijaba en cómo hablan en guaraní, cómo bajan y cargan las mercaderías, cómo se relacionan con las personas mayores. Eso me ayudó mucho”, cuenta Jazmín.
Hacer teatro en la cárcel
Emilio Barreto tiene una terrible historia como perseguido político durante la dictadura del general Alfredo Stroessner, por haber militado en la Juventud del Partido Comunista y por ser un artista con conciencia social ante las injusticias.
Fue secuestrado por la policía stronista junto con su esposa, Nimia Báez, el 22 de junio de 1965 y permaneció preso durante 4.764 días, casi 13 años, siento terriblemente torturado con picana eléctrica y sometido a la pileta en Investigaciones, le realizaron simulacros de fusilamiento, le reventaron un ojo y uno de los testículos, entre varias otras secuelas.
Fue compañero de Derlis Villagra, quien engrosa la lista de desaparecidos, y su propio padre y su hermano permanecen hasta hoy desaparecidos.
“En una oportunidad, en la Guardia de Seguridad, me rebelé para que me lleven a trabajos forzados en la cantera de Tacumbú y un gran grupo de jóvenes que estaban presos con nosotros siguieron mi ejemplo. De castigo nos encerraron en un sótano oscuro y húmedo, lleno de alimañas, durante tres meses. Fue cuando Derlis Villagra me dijo: ‘Sos el único que puede contener la locura con tu arte’, y empecé a hacer teatro, a crear historias y personajes allí, en medio del sótano en que estaba hacinado. El teatro me salvó la vida y creo que a todos los que allí estábamos”, recuerda.
Actualmente, con los reconocimientos que la película Guaraní está recibiendo y en especial con el premio Kikito de Oro al mejor actor que acaba de ganar, Emilio siente que la vida le está reparando parte de todo el dolor que sufrió al ser perseguido por sus ideales.
“Creo que este premio es para todos los paraguayos y paraguayas que defendemos nuestra gran cultura guaraní. Creo que ese es el gran mérito de esta película, que vuelve a nuestra cultura mucho más universal”, dice Emilio.
“El cine nos une y nos refleja”.
Osvaldo Ortiz Faiman, el productor paraguayo de la película, destaca que los premios que está cosechando Guaraní constituyen un gran respaldo para todos los que buscan impulsar el desarrollo de la industria del audiovisual en Paraguay y que vienen exigiendo la necesaria sanción de una ley de cine.
“Hasta ahora en Paraguay todo lo estamos haciendo a pulmón, sin un organismo del Estado que se ocupe de apoyar las muchas iniciativas que existen, pero que una película tenga éxito y reconocimiento internacional ayuda a que se genere mayor conciencia sobre la necesidad de tener muy pronto una ley de cine”, destaca.
Osvaldo no descarta que Guaraní pueda ser seleccionada para competir por el Óscar a la mejor película extranjera, en Hollywood, o en otros certámenes importantes, como los premios Goya, en España.
La versión completa del programa El Eco de la Noticia, con los actores y el productor de Guaraní, se puede ver aquí: