El emisario del papa Francisco llegó al Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi alrededor de las 6.50.
Fue recibido por el presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, monseñor Edmundo Valenzuela; el titular de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil, Luis Aguirre, y la Banda Pa’i Pérez, del Colegio Salesianito, entre otras autoridades.
“No conozco mucho sobre Paraguay, pero estoy muy orgulloso de venir al país para presidir mi última celebración de beatificación”, manifestó.
Luego de su arribo tiene previsto ir hasta la casa presidencial de Mburuvicha Róga, donde realizará una visita de cortesía al presidente de la República, Horacio Cartes.
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Después se dirigirá a la Nunciatura Apostólica y luego al Seminario Metropolitano. Allí, en horas de la tarde, mantendrá un encuentro con el clero dentro del salón Benedicto XVI. A las 19.00, presidirá la eucaristía en el templo del Seminario.
El cardenal Amato presirá la liturgia del sábado, que será la parte central de la beatificación de Chiquitunga en el estadio del club Cerro Porteño.
María Felicia de Jesús Sacramentado será beatificada luego de que el Vaticano reconociera un último milagro atribuido a su intercesión. Ella será la primera mujer paraguaya en estar a un paso de la santidad.
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¿Quién fue Chiquitunga?
La carmelita nació en Villarrica el 12 de enero de 1925. A los 14 años se unió a la Acción Católica y trabajó ayudando a niños, jóvenes trabajadores, universitarios con problemas y, además, a los pobres, los enfermos y los ancianos, según el portal de ACI Prensa.
El 14 de agosto de 1955, a la edad de 30 años, respondió al llamado que Dios le hizo para ingresar a la vida contemplativa en el Carmelo de Asunción.
El sitio corazones.org recoge el testimonio de las madres carmelitas descalzas de Asunción, quienes recuerdan que en los cuatro años que Chiquitunga vivió entre ellas, la hermana se caracterizó por su gran espíritu de sacrificio, caridad y generosidad.
María Felicia murió a los 34 años, el 28 de marzo de 1959, tras internarse en un hospital durante poco más de un mes debido a una hepatitis que contrajo.
Aseguran que sus últimas palabras fueron: “Papito querido, ¡qué feliz soy! ¡Qué grande es la religión católica! ¡Qué dicha, el encuentro con mi Jesús! ¡Soy muy feliz!” y “Jesús, te amo. ¡Qué dulce encuentro! ¡Virgen María!”.