Más allá del aliciente de ver a la ganadora del Óscar por La La Land (2016) de nuevo como la malvada de One Hundred and One Dalmatians (1961), resulta importante leer el pacto entre Emma Stone y Disney en clave empresarial tras el escándalo de Black Widow (2021).
Scarlett Johansson, protagonista y productora de Black Widow y una de las grandes estrellas de Marvel, denunció a finales de julio a Disney por el estreno simultáneo en cines y Disney+ de esta película, algo que, en su opinión, la perjudicó económicamente.
Según la actriz, una parte importante de su salario dependía de los ingresos en taquilla y por eso había arrancado a Marvel la promesa de que solo se podría ver esta cinta en la gran pantalla.
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“Disney (propietaria de Marvel) era muy consciente de esta promesa, pero aun así dio instrucciones a Marvel para violar su compromiso y, en lugar de eso, lanzar la película en Disney+ el mismo día que llegó a los cines”, afirmó en su denuncia.
El gigante de Mickey Mouse respondió con dureza a Johansson y sostuvo que esta demanda por incumplimiento de contrato no tiene “ningún fundamento”.
“Esta denuncia es especialmente triste y angustiante en su cruel indiferencia a los efectos horribles, prolongados y globales de la pandemia del coronavirus”, afirmó.
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“Disney cumplió totalmente el contrato de Johansson. Es más, el estreno de Black Widow en Disney+, con un acceso premium, amplió significativamente su capacidad de ganar una compensación adicional por encima de los USD 20 millones que recibió hasta la fecha”, añadió.
Al margen del choque entre Johansson y Disney, esta demanda abría camino a que otras estrellas del cine reclamaran su parte del pastel por los estrenos simultáneos en salas y plataformas que fueron una constante durante la pandemia.
En este sentido, el acuerdo entre Stone y Disney para la secuela de Cruella cierra la posibilidad de que esta actriz se enfrente al gigante multimedia como hizo Johansson, y puede servir de ejemplo en Hollywood sobre cómo se pueden gestionar en el futuro los beneficios de las películas ahora que la primacía de los cines está en entredicho.
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Volviendo a lo puramente artístico, Disney anunció una semana después de estrenar Cruella, a finales de mayo, que ya estaba trabajando en su continuación con Craig Gillespie I, Tonya, 2017) de nuevo como director.
No obstante, hasta ahora no estaba confirmada que Stone sería la protagonista.
Cruella se presentó a la vez en los cines y en Disney+ con un cargo adicional de USD 30.
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La película recaudó USD 222 millones en taquilla, pero Disney no dio a conocer cuánto ganó con su lanzamiento digital.
Ambientada en el Londres de los años 70, la película cuenta la vida de Estella (el nombre original de Cruella), quien tras quedar huérfana debe ganarse la vida en las calles de la capital británica. La joven desarrollará una gran habilidad para los robos, acompañada de una pandilla callejera que la ayuda a obtener su primer trabajo en la industria de la moda.
“Siempre nos interesó conocer qué es lo que lleva a una persona a vivir en su lado más oscuro. A habitar en esas partes que uno oculta o que llega a pensar pero que resultan demasiado crueles o socialmente inaceptables”, explicó Stone en una entrevista con Efe.