Con el espíritu festivo de murgas, música y cálidos aplausos, enterraron ayer alrededor de las 11 de la mañana al actor de teatro y televisión Rubén Vysokolán, “Vysoka”, en el sector Ruso del Cementerio del Sur, en Barrio Obrero.
Muchos familiares, colegas y amigos repitieron aplausos y gritos de ¡Viva! para el teatrista, desde el momento en que ingresó su féretro al cementerio. Las emociones se desataron horas antes, cuando el cortejo fúnebre salió del Tetro Municipal (lugar del velatorio) rumbo a Punta Carapá, para que Rubén pase por última vez por el lugar donde vivió 52 años. El actor falleció el jueves a raíz de una leucemia mieloide aguda.
“Rubén odiaba los actos largos y protocolares”, dijo varias veces Domingo Coronel, titular del Teatro Municipal Ignacio A. Pane, quien fungió de moderador ante la cantidad de personas que querían decir unas palabras durante el entierro. Pese al calor del sol y la incomodidad que resulta de una muchedumbre agolpada alrededor del féretro, la gente quería aprovechar la oportunidad para manifestar sus sentimientos.
Entre los que hablaron, el director y actor José Luis Ardissone reflexionó con picardía, “Vysoka debe estar como Badinho, ese personaje de Doña Flor y sus dos maridos. Sentado en este momento arriba de un árbol o una cruz, diciendo a carcajadas: ¿Pero qué hacen ahí con cara de velorio?, ¡manga de boludos!, acaso no se dan cuenta que yo estoy bien aquí arriba, con alas pintadas de azul, volando en el espacio infinito”. Y continuó, “nosotros acá, sin embargo, no podemos dejar de estar tristes, al saber que perdimos al compañero jaranero, divertido y jodón, así como a ese actor serio, responsable y talentoso, con quien tuve la suerte y la felicidad de compartir”.