En el reciente y una vez más brillante Congreso Internacional de RSE y Sostenibilidad de la ADEC, distintos expertos hablaron sobre la salud mental, no solo limitada al aspecto laboral. Se suele decir que cuando se habla de algo que cuesta, molesta o duele, puede iniciarse la sanación. Aplausos para estos encuentros que permiten empezar a aprender, a opinar, a confesar, a intercambiar y sobre todo a colaborar en el mejoramiento de la salud mental.
No soy psicólogo, ni psiquiatra, terapeuta o especialista relacionado con esta difícil disciplina y, aun así, habiendo liderado y participado en numerosos equipos y proyectos, es indiscutible para mí la enorme importancia de que cada persona se sienta bien, tenga confianza, se relacione correctamente, manifieste sus temores y molestias, hable sabiendo que le escucharán y que será atendido. A veces, todas las personas están bien y es el equipo el que necesita sanar.
En un ambiente donde la presión social y/o mediática, además de las demás presiones habituales, hacen que las personas puedan estar tristes, resentidas, se angustien o enojen, y puedan deprimirse, contraer adicciones, dañarse o dañar a otros, vivir ansiosamente, o sentirse sin propósito, es muy importante saber que existen alternativas en los sectores público y privado, y que mejorarán más en la medida que reconozcamos su importancia.
Una persona serena y equilibrada ayudará al equipo a lograr sus metas y principalmente advertirá errores o amenazas y cómo manejarlas.
Cuando la ADEC hace años lideró las iniciativas de responsabilidad social, muchos empresarios se dieron cuenta de que el horario, salario, definición del cargo, y beneficios, entre otros aspectos legales o corporativos, eran solo una parte del bienestar y el desarrollo de una persona. Entonces se dieron numerosas iniciativas, muchas de las cuales han sido premiadas y han sido ampliamente difundidas.
Quizás la salud mental sea el último gran tema, y quizás el más difícil, para generar un ambiente laboral de mutuo respeto porque mucho tiempo ha sido un tabú y, desde luego, también es una disciplina donde queda mucho aún por investigar, aprender y proponer soluciones.
El ser humano puede ser muy complejo y cuando ponemos juntos varios de ellos, la situación se complica exponencialmente. Además, hoy con frecuencia tenemos tanto presencial, como remotamente, culturas, creencias, hábitos e idiomas muy distintos, entre muchos otros factores a conciliar.
Queda mucho por recorrer en nuestro desarrollo personal, comunitario, profesional, institucional y empresarial, y es una excelente noticia que gracias a la ADEC y otras organizaciones estamos por buen camino.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para hablarnos bien, tratarnos respetuosamente, consensuar en la diversidad y servir mejor.