Así describe Fabiola el producto que fabrica, con total solvencia y conocimiento de mecánica automotriz. Tantos años de dirigir un taller mecánico le otorgó la experiencia necesaria en el funcionamiento de los vehículos, pero no tanto en la desafiante decisión de emprender un nuevo negocio.
Lo primero que hizo la emprendedora fue consolidar su marca, Radiatone Automotive, y dedicarse a fabricar ella misma el aditivo, en Luque, ciudad en donde reside.
“El año pasado lancé al mercado el aditivo refrigerante que es ideal para temperaturas extremas como el calor de nuestro país. Este producto es utilizado en vehículos eléctricos y de alta gama. Mis clientes son dueños de talleres mecánicos, chaperías, casas de repuestos e industrias. Trabajé por mucho tiempo en un taller mecánico, que era un negocio familiar; por lo que siempre estuve siempre involucrada en el rubro automovilístico”, comenta Fabiola.
Ella relata que decidió emprender por necesidad, ya que la situación económica no era la mejor en su casa, sobre todo, después de la pandemia.
“Además, necesitaba independizarme y generar mis propios ingresos”, añade. Antes de emprender, trató de conseguir un puesto en alguna empresa, pero por la edad y la falta de experiencia en los rubros en los que buscaba trabajar se volvió imposible conseguir un puesto laboral.
Y aunque la imposibilidad de encontrar un empleo formal hizo que se sintiera frustrada y decepcionada, Fabiola no se amilanó ante la adversidad, incluso en los momentos difíciles que la presionaron aún más para conseguir una actividad remunerativa. “Emprendí en este rubro con muchos miedos e incertidumbre, sin saber que esta nueva etapa de mi vida vendría con tantas sorpresas buenas y malas. Hoy puedo decir que me especialicé en cometer errores, pero también puedo asegurar que aprendí de cada error y eso hizo que mis miedos y dudas desaparecieran, y son los que me empujan a escalar a un siguiente nivel”, señala la emprendedora.
En crecimiento. Fabiola comenta que su emprendimiento es bastante joven, tiene apenas dos años y se encuentra en plena etapa de crecimiento. Ella se lanzó a emprender sin conocer mucho sobre cómo funcionaba este mercado, más que nada, inducida por su intuición y por sus conocimientos empíricos, después de haber dirigido un taller mecánico. ”Este tiempo me sirvió para saber cómo funciona el mercado, conocer a mis clientes y sus necesidades. En realidad yo hice las cosas al revés, ‘me agarré’ de este emprendimiento y una vez en la cancha, aprendí y voy aprendiendo por el camino todo sobre este negocio”, asegura.
Ella tampoco tuvo posibilidades de conseguir un crédito, así que fue como lanzarse al vacío a ciegas, sin saber exactamente con qué escollos se encontraría para poder emprender con éxito su negocio.
“El producto realmente ya tiene tiempo de estar en el mercado con otros dueños, otra administración. Mi trabajo específico, al posicionarme como propietaria, fue hacer un rebranding de la marca, como una estrategia inicial de marketing. Logré posicionarla a través de alianzas, networking y difusión en redes sociales. Cuento con un local propio en donde tengo instalada la fábrica, en una zona estratégicamente ubicada que facilita bastante la distribución”, señala.
Agrega que al principio invirtió en maquinarias y filtros nuevos, ya que los existentes no funcionaban. ”Tuve que hacerlo con un poco de mis propios recursos y con la ayuda de familiares. Todo, a puro pulmón y ajustándome los cinturones. Iniciar mi emprendimiento fue bastante desafiante para mí, porque no contaba con conocimiento suficiente”, asegura.
Al contrario de lo que sostienen otros emprendedores, Fabiola asegura que “en Paraguay es fácil emprender”, lo difícil es formalizarse, dice. Por ello, recomienda aprovechar la información a mano, capacitarse y actualizarse constantemente, aspectos que considera fundamentales para alcanzar el éxito en un emprendimiento.