Fue así que decidieron fundar su propia empresa, Candela, que nació de una conversación entre Cristian y Rodrigo, durante un almuerzo de trabajo en Koga, una de las primeras empresas sociales del país. Decidieron desarrollar su emprendimiento dentro del rubro domisanitario, pero con una particularidad especial: Que fuera una empresa en la que contratarían exclusivamente a personas con algún tipo de discapacidad.
“Estábamos con ganas de emprender una empresa propia, pero queríamos que tuviera un impacto realmente positivo a nivel económico, social y ambiental. Teníamos el contacto de la Fundación Arranco, una organización que en ese momento tenía 9 años trabajando en inclusión educativa de personas con discapacidad intelectual y que se encontraba ante el doble desafío de seguir generando espacios de inclusión para sus beneficiarios, que terminaban la educación escolar, al mismo tiempo de seguir sosteniendo económicamente la organización”, comenta Cristian Sosa.
El desafío
En ese momento, y entendiendo el contexto desafiante que implica la inclusión en el país –específicamente de personas con discapacidad intelectual–, decidieron que su propósito sería el de generar espacios de inclusión laboral, a través de un “laboratorio de innovación” con el cual promoverían habilidades que les permitiera tener un desarrollo y una inclusión plena a la sociedad, a través del fraccionamiento y comercialización de domisanitarios.
Cristian comenta que a pesar de los grandes desafíos que enfrentaron a largo de estos años, incluyendo una pandemia, lograron consolidar este modelo de empresa con impacto social, en la que trabajan 14 personas con discapacidad.
Contar con la colaboración de varios actores como la Fundación Arranco y la Fundación Itaú, que confiaron en ellos, les apoyó desde el principio, fue fundamental para que los tres hermanos lograran desarrollar el proyecto inicial a nivel empresarial y comercial y de inclusión laboral para personas con discapacidad.
“Hoy tenemos el gran desafío de seguir creciendo como empresa, apuntando a un mayor posicionamiento en un rubro saturado como el de domisanitarios, con el objetivo de ampliar nuestra cartera de clientes corporativos y expandir el tamaño de nuestra operación, de manera a seguir cumpliendo con nuestro propósito de generar más espacios de inclusión laboral”, expreso Cristian.
Inclusión
Los hermanos Sosa fueron testigos no solo de la consolidación de su empresa, sino de lo más significativo y gratificante para ellos, como es el crecimiento y desarrollo logrado por sus colaboradores y familias, “demostrando que el desafío de la inclusión no pasa por las personas con discapacidad, sino por seguir construyendo una sociedad que brinde oportunidades a todos y que se nutra de la diversidad que aporta cada uno desde nuestras condiciones únicas” destaca el emprendedor.
Pero no todo fue un camino de rosas para los hermanos, sobre todo, a la hora de querer formalizar su naciente empresa y encontrar los recursos necesarios para sostenerla en el tiempo. Las principales barreras que debieron sortear al momento de decidir emprender fueron el de la excesiva burocracia para la constitución y formalización de la empresa, según apuntan los hermanos.