19 feb. 2025

“En celular de cualquier ministro se podría ver el mismo lenguaje”

PANORAMA. Ex ministro señala que no sorprende la corrupción revelada en órganos de Justicia del país.
PARTIDOS. Deterioro interno en partidos políticos da pie a ingreso de agentes del crimen organizado.
IMPLICADOS. Altamirano sostiene que es moneda común de autoridades actuales el manejo corrupto.
LEY. Propuesta de una nueva ley de carrera judicial no es vista como una solución real a problemática.

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Análisis. El ex ministro de la Corte, José Altamirano, criticó el rol de los partidos políticos.

RENATO DELGADO

Roberto Irrazábal
robertoirra@gmail.com

La actual crisis política y jurídica que atraviesa el país, a raíz de la divulgación de los chats del abatido diputado Eulalio Lalo Gomes, que reveló todo un esquema de tráfico de influencias y corrupción que salpicaron a políticos, jueces, fiscales y ministros, es analizada, en entrevista con ÚH, por el ex ministro de la Corte Suprema de Justicia, José Altamirano, quien no cree que una ley de carrera judicial solucione la influencia del crimen organizado y la política en la justicia.

–Doctor Altamirano, ¿le sorprendieron los chats de Lalo Gomes y las evidencias de la influencia de la narcopolítica en los diversos órganos de justicia del país?

–Particularmente, no me extraña en lo absoluto que esto esté sucediendo. Si hoy tomamos los celulares de cualquiera de los ministros y referentes políticos más importantes, vamos a encontrar el mismo lenguaje; esto se repite, como se dio en otro tiempo, y tiene efecto en los lugares más vulnerables. Por eso debe tomarse esto con mucha seriedad. Afecta aspectos sociales, económicos y hasta religiosos. Ojalá nuestros propios referentes tengan la grandeza de realizar renunciamientos particulares, dejar de lado la mezquindad y trabajar por el bienestar de la sociedad.

–¿Estamos a tiempo de realizar acciones para contrarrestar el avance de la narcopolítica en el país?

–Yo pienso que se puede, claro que sí, y si no, estoy convencido que esto está madurando y en cualquier momento cae. No va a faltar un estímulo para que esto aflore y reviente, porque hay una violencia contenida muy grande. Nuestra gente se volvió muy insolente y agresiva; ojalá que no aparezca algún líder mesiánico que nos lleve a la violencia. Mientras haya posibilidad de sentarnos en una mesa, con generosidad ciudadana e intenciones patrióticas reales, y no discursos, podemos encontrar salida, no sea que mañana nos encontremos sobre hechos consumados, de violencia u otro género, va a ser más difícil encontrar soluciones. En este momento sí se puede.

–¿Cómo ve el rol de los partidos políticos en todo este tema?

–A mí particularmente me preocupa el Partido Colorado, que es el único partido que mantiene estructura y medianamente vida ciudadana, porque las otras organizaciones son muy precarias, ineficientes y prácticamente han desaparecido. En el PLRA ya no pasa nadie, no hay dirigentes, y quienes fungen de dirigentes lo hacen con una mezquindad grande. Este es el momento en que tendrían que reunirse, sumar y no buscar la separación y aislamiento.

–¿Y qué es lo que le preocupa del Partido Colorado?

–Le decía que me preocupa el Partido Colorado porque uno nota que eso es una organización muy poderosa, pero que se está deteriorando, yo lamento decir que hay un deterioro interno, hay mucho odio, y eso puede desatar un desencuentro muy grande, y no creo que un abrazo republicano sea fácil.

–Doctor, usted que fue el único ministro de la Corte, que no se declaró inamovible y se retiró. ¿Qué piensa de los ministros que sí se atornillaron con la excusa de la independencia del Poder Judicial?

–Yo siempre fui contrario a la inamovilidad, sí estoy de acuerdo en que eso se garantice durante el mandato. Pero si yo tengo un lapso de tiempo por el cual concursé, fui adjudicado y por el cual juré que iba a respetar, yo no puedo ser el primer perjuro en pisar mis palabras. La única garantía que debe tener un juez y que amerita proteger es su honorabilidad, y más en la instancia máxima que es la Corte Suprema de Justicia, donde sus ministros ejercen el poder, por cinco años, y no es posible que yo identifique el lapso que me fue otorgado de mandato con el tope etario de los 75 años, eso es una barbaridad, y quienes están en el poder y han fenecido sus mandatos, están usurpando el poder.

–¿Qué piensa de esta propuesta de una nueva ley de la carrera judicial, como solución a esta problemática de influencia de la narcopolítica en la Justicia?

–Que me quieran pedir hoy una carrera judicial, con la idea de buscar más garantías para los magistrados, no sé si es conveniente. Primeramente, tienen que dar lustre, ser y parecer jueces impolutos, confiables y honestos, es un tema muy delicado y difícil. Yo creo que tenemos que luchar todos, porque en nuestra sociedad se busca más el castigo que el premio, a los funcionarios de buen desempeño no se les da reconocimiento, solamente se busca el error para el castigo, y nuestra sociedad es muy encubridora de los hechos, porque la corrupción, en alguna medida, es eficiente a corto plazo, pero a largo plazo es destructiva, mala, y nos afecta a todos.

–¿Qué puede hacer la sociedad en estos casos?

–Como ciudadanos debemos luchar por tener un poco más de civismo, volver a tener más moralidad social.

–¿A qué nos exponemos con esta presencia del crimen organizado en la política y la Justicia?

–A mí el quebranto que me ocasiona es que la generalidad de nuestra sociedad pareciera que no percibe ese peligro, porque es una especie de opacidad cómplice, y me refiero a que nosotros mismos estamos damos una especie de protección, la ciudadanía no reacciona fácilmente. Yo siempre le decía a nuestros jueces que, antes de estudiar leyes, estudiaran a Saro Vera, Helio Vera y Ramiro Domínguez, para estudiar al paraguayo, que es una persona extraordinaria, pero a quien no hay que tocarle la oreja, no le hagas enojar, porque reacciona, y reacciona cuando ya está harto. Ahora estamos llegando a ciertos límites, y cuando el paraguayo reacciona, lo hace de manera muy epidérmica, muy sanguínea, y eso tenemos que cuidar. Yo le ruego a las autoridades que tengan sensibilidad y escuchen a nuestra gente, porque estamos en un momento difícil. Necesitamos un golpe de timón que genere nuevas esperanzas porque hay un descontento que puede aumentar y es difícil predecir lo que puede suceder.

–¿Usted que piensa específicamente sobre el rol del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados?

–Es una institución que no debió existir, o en todo caso debió constituirse con integrantes fiables y de ninguna manera políticos, aunque indefectiblemente tiene un aspecto político. Yo no sé qué lectura tienen, además buscan ahora poner a una persona que se sabe cuál es su desempeño (por el ministro César Garay Zuccolillo). ¿Cómo es posible que se tenga tan corta visión? Por lo visto que no se tiene intención de modificar las cosas. Por eso hago un llamado a todos los ciudadanos, que participen más de cerca, que intervengan con apertura, no para pelear, para buscar salidas, y el Gobierno debe dar un golpe de timón que genere credibilidad. Hoy todos desconfían y se está destruyendo una posibilidad única que tiene el Paraguay, eso es penoso.

–¿Y qué piensa del ministro César Garay Zuccolillo, a quien se vio por Mburuvicha Róga operando para ser el titular del JEM?

–Para mí es lamentable, es un síntoma de que no se quiere cambiar absolutamente nada. Cómo me gustaría que se haga un reporte de la opinión de la comunidad judicial sobre esta designación... ¿Por qué no se busca una salida más importante que genere credibilidad? Si están dando mensajes que son absolutamente contrarios, no se puede esperar gran cosa.

–Hay muchos cuestionamientos hacia el rol de este ministro, ¿qué señalan desde el ámbito judicial?

–Yo le planteo a la sociedad y los propios jueces, ¿cómo es posible que reclamen inamovilidad o estabilidad absoluta? ¿Acaso se ha mejorado la independencia, la morosidad, la confiabilidad, la justicia pronta y barata? Por el contrario, todos los días están desmoronándose estos valores fundamentales, y en lugar de avanzar para conquistar la independencia y el combate a la morosidad, parece que se falló.

–Y respecto al Consejo de la Magistratura, como órgano de nombramiento de jueces y fiscales, ¿cuál es su visión de esta institución?

–Y también es una institución que no debería existir, o se debería reformar; lamentablemente, no propiciaría la modificación de la Constitución Nacional.

–¿Cree que es peligroso?

–Por supuesto, es como abrir una compuerta que después ya no se va a tener la capacidad de controlar, es muy delicado. El Consejo de la Magistratura, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y las gobernaciones son instituciones que no tienen razón de existencia, y pienso que, cuando se den mejores tiempos, se tienen que cambiar en la Constitución, pero eso se verá en el futuro; hoy en día es un requerimiento muy especial en función a lo que tenemos. Nuestra Constitución no es mala, por lo que tenemos que cuidar sus aspectos positivos, no ver solamente lo malo.

–Usted que fue ministro de la Corte Suprema, ¿qué puedo decirnos de su experiencia y lo que vio desde ese lugar en cuanto a las presiones políticas o coqueteos del crimen organizado?

–Y son cosas que siempre existieron y siempre van a existir, nadie es moneda de oro, no es esperable al 100%, pero van a seguir existiendo muchos aspectos de esto, pero buscamos que lo mejor no sea amigo de lo bueno, buscar lo bueno, porque somos humanos y vamos a tener dificultades en todos los aspectos.

–¿Tiene alguna anécdota en particular de esto?

–Pero por supuesto que muchísimas, y una puedo contar con orgullo. Mi padre fue juez de Paz en San Cosme y en General Artigas, y en su despacho tenía un cartel que decía: “Podrán doblar la vara de la justicia por piedad o misericordia, pero por paga jamás”, y eso yo después llevé a mi despacho, y muchos que aparecían a hablar conmigo, veían el cartel y ahí mismo se retiraban.

–¿Recibió algún tipo de presión de políticos?

–Los políticos son lo suficientemente pícaros y hábiles, saben a quién llegar. Cuando fui al Senado a ser entrevistado, antes de ser electo ministro de la Corte, yo dije que todo hombre tiene su precio, y entonces me preguntaron: “¿De modo que usted también tiene su medida y su precio?”. Y eso es evidente, pero yo le respondí completando la frase: “Guay de aquel infeliz que intente alcanzarlo”. Lo que le falta a los jueces es cortar el cordón umbilical, no puede sentirse debido a nadie, es juez para todos, y si es ministro más. No puede estar pendiente de quién lo nombró, de a quién se debe, venga del partido que sea, es funcionario de todos.

– ¿Cómo la imagen del país, que hoy en día está segundo en corrupción a nivel regional?

–En eso no creo, en todos lados se cuecen habas, o usted cree que la Corte Suprema de EEUU es impoluta, o la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la de Derecho Penal son fiables, o estos órganos, como la ONU o la OEA, son lugares llenos de corrupción, porque somos seres humanos. Lo que pasa es que tenemos que procurar, y la sociedad debe apoyar, pero no apoya, y vuelvo a lo que decía que nadie valora a los que son buenos y honestos, tenemos que buscar la meritocracia.

–¿Cómo se puede impulsar la meritocracia con una clase política que solo premia a los amigos y parientes con cargos y sueldazos?

–Y esa es la lucha, la verdadera lucha, y no tenemos que apañar o criticar de lejos, y uno proyecta desde su propia conducta y acción, ¿soy diferente o también voy a ese banquete? Necesitamos participación ciudadana activa, sobre todo la vida coherente y ejemplar.

–Usted decía prácticamente que la corrupción es pan para hoy y hambre para mañana, pero ¿cómo combatir eso cuando la gente realmente tiene hambre hoy?

–Y la escala de Maslow dice justamente eso, primero está la sobrevivencia, saldar nuestras urgencias. Por eso somos vulnerables, porque carecemos de las primeras cosas, y esa tiene que ser nuestra lucha. Pero a veces queremos ser exquisitos, pretendemos leyes europeas, y olvidamos que somos paraguayos con nuestra propia realidad. Tenemos que pisar tierra, pero no dejar de tener ilusiones.

Me preocupa la ANR porque es una organización muy poderosa que se está deteriorando. Hay mucho odio y eso puede generar desencuentro, y no creo que un abrazo republicano sea fácil.

El JEM no debió existir... Ahora buscan poner a una persona que se sabe cuál es su desempeño (César Garay Zuccolillo). ¿Cómo es posible que se tenga tan corta visión?

Una nueva ley de carrera judicial, con la idea de buscar más garantías para los magistrados, no sé si es conveniente. Primeramente, tienen que dar lustre, ser y parecer jueces honestos.

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