Amplias habitaciones, camas vacías y mobiliarios sin uso. Esa imagen presenta el remozado edificio, inaugurado en julio del 2018, en el ex Centro Nacional de Control de Adicciones (CNCA) que se llama hoy Centro Nacional de Tratamiento y Prevención de Adicciones (Cenptra).
Se trata de todo un bloque que había sido cedido por el Hospital Neurosiquiátrico y que fue pensado para el funcionamiento de una tercera Unidad de Desintoxicación Programada (UDP).
Totalizan 16 camas que están vacías, sin uso, en el nuevo edificio desde su inauguración, el 30 de julio pasado.
La Dra. Carmen Sánchez, coordinadora de la UDP 2 Infantojuvenil, explica que la apertura de este espacio a la vez de otorgar una mayor cobertura para el tratamiento de los menores en situación de consumo, permitirá dividir la unidad que comparten hoy pacientes desde cinco y ocho años de edad con adolescentes de 15 a 17 años.
“Seguimos con 15 camas desde la inauguración de la UDP de niños en 2009. Son diez años que estamos con esa misma cantidad de camas para todo el país”, lamentó la especialista.
Sánchez suscribe que precisan recursos humanos que el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS), hoy, no está facilitando en el presupuesto asignado al Cenptra, elevado al rango de hospital con su nueva denominación. Así también precisan fondos para cubrir todo lo que implica habilitar una nueva unidad de desintoxicación: insumos, medicamentos, entre otros.
“Es una lástima que hace un año que se inauguró, con bombos y platillos, pero hasta ahora no lo podemos utilizar”, insistió sin olvidar que el año pasado se anunció que la UDP Infantojuvenil iba a contar con 31 camas y la realidad sigue mostrando lo contrario.
Rocío Cubilla, administradora del Cenptra, señaló que en el pedido de ampliación para el presente ejercicio fiscal se solicitó poco más de G. 2.800 millones para cubrir los rubros de 70 funcionarios, entre técnicos y especializados (ver infografía).
“Estamos hablando de recursos de enfermería, operadores, educadores, médicos, sicólogos, siquiatras, cocineras”, enumeró Sánchez.
En efecto, en las UPD 1 y 2, registran escasez de recursos humanos por funcionarios que ya se jubilaron; otros, que renunciaron a la institución.
ESPERA. A la vez de descomprimir la saturada atención en el Cenptra, la puesta en marcha del nuevo bloque permitiría –dice Sánchez– dar una respuesta a la gente, en atención a que actualmente se tiene una lista de espera de 15 pacientes.
“Llegan a esperar hasta dos meses para ingresar”, comentó al referir que el tratamiento tiene una duración de hasta 30 días.
“Cuando se hace larga la espera –comenta–, aumenta la ansiedad de los padres y los chicos también van empeorando su cuadro de adicción. Empiezan a tener otros problemas, no solo de salud, sino en la parte social”, apuntó.
Llegaron a tener cerca de 30 pacientes en lista de espera. “Estamos insistiendo en el tratamiento ambulatorio que también es muy efectivo. Tenemos chicos que no necesitan internarse para la desintoxicación porque tienen familias comprometidas con el tratamiento y les llevan de forma periódica a ellos para el tratamiento. Entonces, logramos mantener un cierto número de chicos sin ingresar el centro”, explicó.
El Dr. Manuel Fresco, director del Cenptra, expuso que en términos de salud pública en general, “la salud mental está marginada” y lo que es consumo de drogas no es prioridad en el campo de salud mental.
“Así es la evolución de las medidas sanitarias, porque las vacunas aparecen después de las grandes epidemias. O sea, tiene que morir mucha gente, en el caso de las vacunas, para que los científicos, la academia y el campo de la salud en general se ocupen de intentar prevenir el problema”, refirió.
Es una lástima que hace un año que se inauguró, con bombos y platillos, pero hasta ahora no lo podemos utilizar. Dra. Carmen Sánchez, de la UDP Infantojuvenil.
El problema crece más rápido que la respuesta. Y, en términos de salud pública general, la salud mental está marginada. Dr. Manuel Fresco, director del Cenptra.