–¿Cómo evaluás la protección hoy de los derechos de las mujeres en Paraguay?
–La situación sigue igual y con mucho riesgo de empeorar, en el sentido de que todavía la brecha laboral existe. Todavía las mujeres seguimos ganando menos por el mismo trabajo.
Persiste un poco esa visión de que las mujeres somos como menos deseables en el mercado de trabajo, porque se embarazan, porque tienen hijos, porque maternan.
Eso está muy vigente y está más en riesgo también porque hay varias iniciativas también de flexibilización laboral que se están proponiendo desde el Ejecutivo.
En general, todas las personas trabajadoras están en riesgo de perder sus derechos, pero las mujeres estamos siempre en peor situación.
Por otra parte, el tema de la violencia siempre es un tema. A mí me encantaría que hablemos de otra cosa un día como hoy, pero el tema de violencia se mantiene igual. Las políticas públicas no alcanzan, y está toda esta resistencia a hablar de los temas de la igualdad de las mujeres, de la igualdad de género.
Esto se vuelve cada vez más difícil. Entonces, el cambio cultural de raíz que se necesita no está ocurriendo, pero ni aproximadamente.
–¿Realmente se está construyendo un futuro de oportunidades y libre de violencia para las mujeres?
–Hay cosas que avanzan a pesar de lo que diga el Estado. Creo que hoy en día las mujeres en general tienen más conciencia de sus derechos, reclaman más. Muchas cosas que antes no se veían como discriminación, hoy se ve y se denuncia. Hay temas básicos que ya no se aguantan como se aguantaban antes.
Ahora bien, todo eso no se traduce en que haya mejores políticas públicas, en un cambio cultural profundo. La violencia es producto de esa falta de cambio cultural.
Entonces, eso permanece más o menos sin moverse en los últimos años. Recordemos que la violencia familiar es uno de los hechos punibles más denunciados de todos los años. Significa que esto sigue realmente sin tocarse de raíz.
–¿Cómo ve la labor de las instituciones en ese contexto? Ministerio de la Mujer, por ejemplo.
Desde siempre el Ministerio de la Mujer ha sido históricamente un ministerio débil, con poco presupuesto. Si analizas cómo se ha manejado el presupuesto en todos los gobiernos de la democracia, muchas cosas se hicieron con cooperación externa, porque el Estado no le dio presupuesto propio. Y eso también habla de la importancia que tiene esta institución para el Estado.
Hay un tema estructural ahí por un lado. Y por otro lado, también es un ministerio que está bajo ataque, amenazado de que va a desaparecer.
No se ha caracterizado históricamente en gobiernos anteriores el Ministerio de la Mujer por tener una voz muy fuerte. Y en este contexto donde están bajo ataque probablemente la decisión que tomaron es bajar el perfil, lo cual también da lo que quieren a esos sectores que quieren eliminar los temas.
La situación es complicada, pero de todas formas es una institución que necesita seguir existiendo, porque es el único ente de políticas de género.
–¿Y con relación a las demás instituciones?
–Y el Ministerio Público tiene un gran problema para aplicar una perspectiva de género efectiva. Tienen manuales de procedimiento, pero finalmente termina primando muchas veces el prejuicio de los fiscales. En el Consultorio Jurídico Feminista tenemos muchas quejas del trato que da el Ministerio Público a denuncias de violencia familiar.
Las mujeres son maltratadas, muchas veces cuando van. No se les explica, por ejemplo, cómo va el procedimiento. No hay un vínculo efectivo, entre Ministerio Público que investiga y Juzgados de Paz que dan las medidas de protección.
Todo el tiempo le dicen a las mujeres que necesitan tener abogado para hacer denuncia y para saber la situación de sus propias causas. Entonces, hay una barrera cultural.
Las quejas que mayoritariamente recibimos tienen que ver con la poca importancia que dan a los hechos.
Y después si vos revisás los casos de feminicidio, casi todos los casos, por lo menos alguna denuncia en algún momento se hizo. Quisimos hacer una radiografía de cómo fue el sistema. En muchísimos casos se desestimaron los casos. A las medidas no le hicieron seguimiento.
Hubo casos incluso de mujeres que fueron víctimas de feminicidio que no le tomaron la denuncia porque no tenía su propia cédula de identidad consigo.
Entonces, ese tipo de cosas que no son legales, que son de quién opera, de quién toma la denuncia, de quién toma la declaración y eso es un cambio cultural, porque lo que sugiere esto es que para esas personas la violencia no es grave.
–En el contexto de Paraguay, ¿qué se conmemora en el Día Internacional de la Mujer?
–Esta fecha está establecida sobre los derechos de las mujeres trabajadoras. En Paraguay, las mujeres estamos muy precarizadas y también hay como toda esta cuestión de la distribución del trabajo remunerado y no remunerado. También el INE (Instituto Nacional de Estadística) dice que las mujeres hacen en Paraguay el doble del trabajo no remunerado.
Por un lado, una sale a trabajar y de forma muy precarizada, con salario bajo y mal pagada; y al mismo tiempo se sigue haciendo cargo de las tareas del hogar mayoritariamente.
Ahí tenemos un problema de justicia social, mujeres cansadas superestresadas, que no pueden pensar en otros proyectos de vida porque tienen que sostener todos los ámbitos, el productivo y reproductivo.
–Tenemos algo para festejar?
–Sí, yo creo que tenemos mucho que festejar en el sentido de que, la reivindicación de nuestros derechos ha avanzado en los últimos tiempos.
Somos más conscientes de que tenemos derechos y tenemos una voz más fuerte para salir a protestar. Recordemos que las marchas que se hacen el 8 de marzo están siendo multitudinarias recién desde el año 2017. No digo que antes no existían, pero nos organizamos más.
Hay cada vez más grupos diversos de mujeres que luchan por determinadas cosas. Hay madres que se organizan para luchar por el derecho de su hijo a acceder a cierto tipo de medicina. Grupos que se organizaban para ir a controlar el almuerzo escolar. O sea, como que nos estamos organizando más. Creo que eso es muy importante y es algo que tenemos que festejarnos a nosotras mismas también.