“Tal vez no sea una solución a todos los problemas, pero hay que empezar con señales claras y concretas a moralizar nuestra gestión”, puntualizó la novel diputada.
La Cámara de Senadores había modificado este proyecto para que estos distintivos sean de filigrana (plata), pero el circuito del tratamiento del proyecto no culminó, a pesar de que ya se inició en octubre del año pasado, por lo que ambas Cámaras del Congreso más los parlasurianos, terminaron beneficiados nuevamente ahora con los costosos obsequios.
La propuesta de González no prosperó debido a la oposición del colorado Pedro Alliana, quien solicitó que el documento sea remitido a las comisiones asesoras correspondientes.
Esta postura llamó la atención teniendo en cuenta que el mismo Alliana, titular del Partido Colorado, fue quien presentó el proyecto para la derogación, alegando que se trataba de gastos innecesarios.
“Estábamos obligados a cumplir con la ley y ahora ya no hay apuros para su tratamiento porque tenemos cinco años”, argumentó.
Por su lado, el liberal Édgar Acosta se manifestó a favor de la derogación, pero sostuvo que deben tener una visión más amplia y trabajar en propuestas legislativas que incluyan a todas las instituciones del Estado. Manifestó que el presupuesto del Poder Legislativo solamente representa el 3% del total. “Hagamos un gran acuerdo nacional y llevemos adelante una reingeniería presupuestaria y no solamente satanicemos a la clase política”, remarcó.
A FAVOR. El colorado Walter Harms y el liberal Pastor Vera Bejarano se manifestaron a favor de la adquisición de los pines de oro e indicaron que la compra no va a cambiar la realidad de nuestro país.
“Es simplemente un emblema que caracteriza a los legisladores”, dijo Vera.
Harms señaló que más que un valor monetario, el pin tiene un valor sentimental, que sus nietos verán algún día.