La casi centenaria abuela cuenta a Última Hora que desde hace 75 años se dedica al rubro y recordó que su primera venta fue un mantel cuando tenía 17 años, cerca del año 1940 aproximadamente.
En ese entonces –dice– vendió el mantel de dos metros a la Casa Grillón, ubicada en la esquina de la ex estación de Asunción, a un costo de G. 150.000. En la actualidad, el mantel de dos metros tiene un costo aproximado desde G. 1 millón en adelante, con encaje ju o ysypoity, entre otros.
Sustento familiar. Doña Isabella recuerda que de la ganancia de dicha venta se repartieron en la familia porque eran 13 hermanos en total. Aparte de trabajar con ao po’i, la mujer también confeccionaba vestidos de la época. “Compraba mi ropa y para mis hermanos porque éramos 13 hermanos. No puedo quejarme, se vive bien con el ao po’i porque se hace mucha plata si uno le pone empeño”, relata.
Además de manteles, la abuela confecciona camisas con cuellos, camineros, individuales, cubrepanes, artículos navideños, entre otros, a partir de G. 50.000.
Sobre esta labor que se mantiene vigente en el país, rememora que su madre, Nestora Benítez de Agüero, les inculcó el valor del ao po’i, recordando incluso a su hermana Magna Ernesta Agüero, de 76 años, que también aprendió la confección.
En torno a la incursión de varones en este trabajo, entiende que de varias familias han salido grandes confeccionistas; entre ellos un señor cuyo nombre no recuerda. Lo que sí rescata de su memoria es que el susodicho en tan solo un día, hacía camisas de ao po’i”. Según le dijeron, ahora vive en Argentina.
Anhelo. El sueño de Ña Isabella es que el Estado paraguayo implemente políticas públicas para enaltecer la confección con ao po’i y que se pueda habilitar un mercado internacional para mostrar al mundo el tejido nacional.
La mujer aprovechó para invitar a todos a la Expo Yataity, cuyo evento se realizará del 27 de octubre al 5 de noviembre con variados stands y atractivos únicos que caracterizan a la población de Yataity, considerada como la cuna del ao po’i.