07 may. 2025

En homilía pidió sanear tribunales y honestidad

Solo. Como indicio de que decidió a última hora ir a Caacupé, Marito fue sin la primera dama, Silvana López Moreira.

Solo. Como indicio de que decidió a última hora ir a Caacupé, Marito fue sin la primera dama, Silvana López Moreira.

Tomando el hilo de las prédicas durante el novenario a la Virgen de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela puso acento en la necesidad de sanear los órganos encargados de impartir justicia.

“Hace tiempo venimos reclamando un saneamiento de nuestros tribunales; es necesario que, en nuestro país, los jueces y fiscales recuperen credibilidad”, apuntó ayer durante la homilía de la misa central a la que asistió el presidente Mario Abdo Benítez y solo dos integrantes de su gabinete: el ministro del Interior, Euclides Acevedo, y la ministra de Justicia, Cecilia Pérez.

En estos momentos, dijo, se torna con una “dramática urgencia” la necesidad de la plena vigencia de una “Justicia respetable y eficiente”. “Si no, ¿dónde recurrir para probar nuestra culpabilidad o inocencia? Los tribunales de Justicia nacieron en la sociedad de los hombres para superar la ley de la selva; para hacer innecesaria la violencia, para asegurar el derecho y la convivencia. Toda ola de inseguridad y violencia debe llevarnos a pensar en la administración de la justicia”.

Como pastor de la Capital Espiritual del país, dijo que puede atestiguar la angustia de los fieles que se sienten “huérfanos” ante una justicia que no llega. “Necesitamos el imperio de la justicia insobornable, de la igualdad ante la ley justa”, enfatizó ante la atenta mirada de la senadora Lilian Samaniego, del ministro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Jiménez, y de la fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez.

VALOR PERDIDO

La honestidad fue otro punto abordado por Valenzuela. “Cuando la deshonestidad se instala y se empodera especialmente en la administración pública, no hay recursos que lleguen para programas de desarrollo y de mejora de las condiciones de vida del pueblo; grandes cantidades de caudales desaparecen por canales ocultos y mediante procesos más habilidosos, que son los llamados popularmente como concursos amañados”, apuntó.

Para el obispo de Caacupé, la honestidad es una virtud moral y cívica necesaria para el hombre. “Hoy más que nunca necesitamos reconquistar este supremo y divino valor, que posibilita la credibilidad y la confianza mutua, condicionamientos esenciales en la construcción comunitaria de una renovada sociedad”, afirmó al comparar que “la honestidad debe ser como el aire que respiramos”.

A excepción del presidente de la República, quien evitó hablar con la prensa y se escabulló al término de la eucaristía, otras autoridades lo hicieron y recibieron de buen grado la reflexión y críticas que bajó monseñor Valenzuela.

Opiniones

“Necesitamos un observatorio”
“Respecto a los casos que cuestan concluir son situaciones verdaderamente vergonzosas, como son las suspensiones de las audiencias. También se suma el abuso de los recursos procesales de algunos defensores, lo que se llaman chicanas. Necesitamos un observatorio de causas, justamente, de los casos de corrupción, en los que se pueda seguir paso a paso cada expediente”. Eugenio Jiménez, presidente de la Corte Suprema.

“Yo vengo acá para hacer autocrítica”
“Ustedes no saben cómo calan en mí como paraguaya, como parlamentaria y como colorada los mensajes que recibimos hoy (ayer). Es una homilía oportuna, se tocaron todos los sectores. Yo vengo acá para hacer una autocrítica. No es fácil estar caminando y que a uno le vociferen. Eso me cuestiono todas las mañanas cuando me levanto y cuando acompaño mis votos (en el Senado)”. Lilian Samaniego senadora.

“A favor de campaña por la honestidad”
“Me gustó que Monseñor Ricardo Valenzuela, durante su intervención en la misa, promueva la creación de la tan necesaria campaña a favor de la honestidad. Vivimos en un país tan corrupto, con un pueblo con sed de justicia ante tanta impunidad, ante tanta desigualdad. Es bueno que se hable de eso en uno de los eventos que congrega a miles de paraguayos”. Grismilda Morel, CDE.

“Un país chico con mucha desigualdad”
“Vivimos en un país tan chico, con pocos habitantes, que si las autoridades administraban mejor el bien público no tendríamos tantas necesidades. Hay corrupción. Además, es impresionante la deserción escolar que existe. Hay jóvenes que aunque quisieran continuar con sus estudios no pueden por falta de tiempo. Deben trabajar por muchas horas, de noche inclusive”. Ninon Coronel, San Lorenzo.