Patricia dos Santos, socia de ADEC.
Bajo una suave brisa del desierto, suenan los acordes de la bella canción de Demetrio Ortiz, Recuerdos de Ypacaraí, ejecutados en el Arpa de Agua, pieza única en el mundo, diseñada para la ocasión, y que representa en sí misma los más grandes símbolos del Paraguay: El agua y la música. Integrando la magnífica orquesta H2O Sonidos del Agua compuesta por 12 jóvenes y talentosos músicos que ejecutan instrumentos construidos a partir de elementos que tienen que ver con el agua como botellones o caños plásticos, una verdadera sinfonía de educación y respeto a la naturaleza.
La emoción sube de tono entre los integrantes de la delegación y del Pabellón de Paraguay en la Expo. Aquel momento lleno de magia, melodía y alegría era la culminación de un sueño hecho realidad: Representar al país en el mayor escenario de la Expo Dubái, el Millennium Stage. El público asombrado ante esta forma tan original de trasmitir el mensaje “Escuchemos al Agua”, se va entusiasmando con la secuencia de músicas y termina de pie, batiendo palmas, bailando y coreando la versión superintensa de “Its a Wonderfull World” con que la orquesta se despide magníficamente. Nada pudo salir mejor, ni la ejecución, el sonido, o las imágenes, o la buena onda y disfrute de los músicos en el escenario. Fue perfecto. Esa perfección que logra solamente un GRAN EQUIPO compenetrado, con un propósito común y dispuesto a dar lo máximo de si para el logro del objetivo de todos.

A partir de la llegada a la modernísima Dubái, la delegación tuvo que enfrenar desafío tras desafío, desde reemplazar piezas del Arpa de Agua que no llegaron con el equipaje, enfrentar restricciones sanitarias que hacían difícil conformar la orquesta para las presentaciones, pasando por innumerables cambios de agenda, traslados, pasajes. Todo lo cual puso sistemáticamente a prueba al equipo en su capacidad de resolver problemas, adaptarse a las circunstancias y predisponerse positivamente al cambio.
Y como solamente UN GRAN EQUIPO puede reaccionar, invariablemente con la mejor buena voluntad de todos y todas para aceptar los cambios y encaminarse en el nuevo sentido, que de nuevo cambiaba. Pero siempre con la vista puesta en el resultado que fueron a buscar, hacer brillar al Paraguay en la Expo Dubái.
Pocas horas más tarde una sonriente delegación con la sensación de la misión cumplida, amanecía en el aeropuerto para retornar al país, luego de 20 días de aventuras, habiendo dejado en alto el prestigio musical, estético y de inventiva del Paraguay en medio de ese mar de mensajes, imágenes, luces y espectaculares pabellones que es la Expo Dubái.
Y nos dejaban una gran lección sobre cómo reacciona un GRAN EQUIPO frente a dificultades cuando persigue grandes logros.