El escritor argentino lanzó recientemente su libro Wërra (Anagrama), donde habla sobre la Operación Chariot, realizada por comandos británicos durante la Segunda Guerra Mundial (1939 y 1945) para destruir el dique seco de Sanit-Nazaire, que estaba en poder de los alemanes.
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Asimismo, dentro del libro profundiza sobre su experiencia personal sobre la guerra en cuanto a la propaganda bélica, ya que para su padre era muy importante ver una serie sobre combate y cómo de ahí se empieza de alguna manera a instalar una cultura de valor, de la valentía, y la masculinidad en su persona.
En otro momento de la entrevista, realizada por el medio Clarín de Argentina, Federico Jeanmaire relata que cuando iba por la mitad de su libro descubrió la historia de un teniente británico y un capitán alemán, que terminaron haciéndose amigos durante la batalla y por el resto de sus vidas.
Al respecto, reflexiona que lo más valiente que se puede hacer en una guerra es desobedecer al que te manda, a la vez de mencionar el uso de drogas para animar a los soldados a matar y tomar valor.
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También, cuestiona el patriotismo y sostiene que puede que las Malvinas sean argentinas, pero también puede que no. La guerra de las Malvinas fue un conflicto entre Argentina y el Reino Unido e Irlanda del Norte por la disputa de las islas en 1982.
“Lo que me parece ridículo es haber hecho una guerra y tanta alharaca educacional alrededor de que las Malvinas son nuestras y nos la quitaron”, manifiesta.
De igual manera, revela que en su libro se pone el caso de Formosa, que es un territorio con el que Argentina se quedó tras invadir Paraguay durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870).
“Formosa es un territorio que nosotros tomamos cuando invadimos Paraguay en 1870 y después nos lo quedamos. Y en ninguna escuela te van a decir que hay que devolverles Formosa a los paraguayos. Detrás de la venta de la idea de patria hay algo medio oscuro”, remarcó.
Entre otras cosas, el autor apunta a que si se tuviera un país más justo, donde las diferencias no fueran tan grandes y la gente pudiera desarrollarse más, el tema de las Malvinas desaparecería como cuestión de soberanía, porque ya no importaría.