Este nivel de crecimiento es solo 1 punto porcentual por debajo del ritmo de expansión económica que vino mostrando el país del 2006 al 2015, principalmente por el auge que significaron en este periodo los altos precios que pagaban los mercados internacionales por las materias primas.
Si bien el crecimiento económico paraguayo se ha desacelerado, las estimaciones del BBVA se atribuyen por un lado al cambio de las condiciones externas, pero también a un declive del aporte de la productividad, que podría mover a la economía a ritmos más lentos.
En el periodo del 2006 al 2015, la actividad económica del Paraguay registró un crecimiento promedio anual del 5,1% del producto interno bruto (PIB), ubicándose en el segundo lugar más alto entre los países de la región.
“Para los próximos años, y en un escenario pasivo en el que se asume que no se implementan reformas importantes, se estima que tanto el aporte de la productividad como del empleo al crecimiento del PIB potencial se estancaría en los niveles que se registran actualmente”, explican.
Respecto al aporte de capital que está vinculado a la inversión, consideran que aún daría soporte a la actividad global económica.
Para el BBVA es claro que para sostener el crecimiento en torno al 4% será fundamental continuar con la aplicación de medidas o reformas que permitan fortalecer la productividad y competitividad.
Al respecto, señala que nuestro país está rezagado en infraestructura física (carreteras como transporte aéreo), innovación, educación superior y capacitación.
No obstante, resaltan como positivo el esquema de metas de inflación, la implementación de la Ley de Responsabilidad Fiscal y la Ley de Alianza Público-Privada.