La compañía Franco Isla, de Carapeguá, se volcó a pleno a despedir al vicesargento Óscar Giménez Colmán, cuyos restos fueron sepultados ayer en el cementerio de dicha localidad, en medio de una gran conmoción y pedido de justicia de los familiares y amigos del joven militar.
Óscar perdió la vida luego de caer de una altura de alrededor de 20 metros, al intentar reparar un mástil que sostenía una bandera gigantesca ubicada en las instalaciones del Comando del Ejército, el pasado martes.
El militar falleció a las 22.00 del miércoles último en el Hospital Militar a causa de los múltiples traumatismos que le causó la caída.
“Queremos que se aclare lo que pasó, que den una buena explicación a sus familiares. Que no quede impune esto”, expresó Antonella Cárdenas, una de las vecinas del uniformado, que fue a despedirlo en la víspera.
Los vecinos se unieron a los clamores de los familiares, en especial de Carlos Giménez, padre del vicesargento. En medio de la congoja, el hombre expresó a los asistentes al funeral de su hijo que pedirá explicaciones a las autoridades militares una vez que culmine la novena, tradicional rezo que se oficia por los difuntos, que sigue siendo una práctica muy arraigada en el interior del país.
Don Carlos, quien además tiene otros dos hijos, no sabía que el pasado sábado, cuando se despidió de su hijo, sería la última vez que lo vería con vida. Persisten muchas dudas acerca del motivo por el que el uniformado subió ayudado por una grúa a unos 20 metros de altura, para –según la versión de los voceros militares– destrabar una bandera.
Sin embargo, surgieron informaciones de que el vicesargento había recibido la orden de subir a eliminar un nido de avispas. Este pedido habría llegado de la Comisión de Damas del Ejército, debido a que en las inmediaciones se debía realizar un oficio religioso en honor a María Auxiliadora. Los rumores se intensificaron debido a que el joven uniformado llevaba un protector en el rostro utilizado generalmente para estos fines.
Este hecho no fue confirmado por la fiscala María Teresa Flecha, que había comenzado a investigar el hecho. Flecha aseguró que en su incipiente investigación pidió informes acerca de los hombres que estaban al mando de la grúa de procedencia alemana, que al parecer no brindaba la seguridad requerida para esta misión.
El mayor Diego Torres había asegurado que este era el medio más seguro que tenían y que se trataba de un hecho “fortuito y lamentable”.