- Susana Oviedo
- soviedo@uhora.com.py
Paolo Campanini llegó a Paraguay en julio de 2020, proveniente de Nueva York, su misión anterior. Dos años y siete meses después de gestión como embajador, con pandemia de por medio, lo colocan hoy en posición de decir que se irá con la convicción de que Italia ha estado, está, y estará siempre junto a Paraguay. Afirma que se lleva impresiones fundamentalmente positivas del país como el entusiasmo y compromiso que halló en las personas jóvenes, lo que le parece “un excelente signo de salud y de esperanza hacia el futuro”.
–¿Qué balance realiza de su gestión como embajador en Paraguay?
–Tengo la satisfacción y la conciencia de haber vivido una fase de mi vida y de mi carrera que ha coincidido con una etapa extraordinaria de la historia del mundo porque llegué de Nueva York a Paraguay en plena pandemia. Lo hice en circunstancias extraordinarias, en agosto de 2020, cuando el mundo y las actividades estaban congelados.
Vi reactivarse poco a poco los distintos sectores, ámbitos, en Italia, en Europa y por supuesto en Paraguay. Y pude percibir en la extraordinaria colaboración que recibí de los colegas de la Cancillería paraguaya y todos los representantes de la sociedad civil paraguaya este entusiasmo, a medida que todos los sectores se iban reactivando para recuperar el tiempo que la pandemia nos había restado. En mi ámbito lo pudimos hacer con muchas actividades en lo económico, lo político y lo cultural. Destaco la activación del Mecanismo de Consultas Políticas entre Italia y Paraguay que lo hicimos en 2021. La reciente visita oficial del presidente Abdo a Italia, y tengo confianza que muy poco podremos tener importantes resultados como consecuencia de esta inversión en el fortalecimiento de los vínculos bilaterales.
–Tuvimos elecciones municipales en el 2021 y recientemente elecciones internas simultáneas. ¿Qué le ha llamado la atención del comportamiento de los partidos políticos en estos procesos electorales?
–El que haya un espacio político democrático, una dialéctica política democrática, que puede tener sus momentos de enfrentamientos, de tensión. Pero si esto se desarrolla en un marco democrático y de reglas compartidas; me parece que es normal.
Una dinámica democrática tiene también su momento de tensión, pero instituciones democráticas fuertes y una sociedad civil fuerte la pueden manejar perfectamente bien.
De los años que viví en Paraguay me pareció muy positivo que, a pesar de los momentos específicos donde pueda haber mayor o menor tensión política, siempre se pudieron enfrentar las dificultades que hacen parte de una normal vida democrática, pero dentro de un marco legal e institucional; y la voluntad, en particular de Paraguay, del compromiso con el multilateralismo, la colaboración internacional. Y lo pudimos comprobar y experimentar cada día en la fuerte colaboración que tenemos con Paraguay en el ámbito de la lucha contra la corrupción y a criminalidad internacional.
–Con lo que ha demostrado el Operativo A Ultranza Py sobre los tentáculos del narcotráfico y el crimen organizado y tomando en cuenta el asesinato en Colombia de un fiscal anticorrupción paraguayo, ¿cree que Paraguay está a tiempo de evitar que esto crezca?
–Paraguay ya está muy comprometido con iniciativas que tenemos a nivel bilateral con Italia, pero también con Unión Europea porque ha entendido, como muchos países, que el crimen internacional socava la democracia.
Yo escuché las palabras del presidente Abdo en la reciente Cumbre de la Celac, en Buenos Aires, donde dijo que democracia no son solo elecciones, sino también otros elementos que hay que cuidar y que hacen que podamos tener un sistema democrático pleno: una justicia independiente, estado de derecho, libertad de prensa, libertad de expresión, respeto a los derechos humanos, al medioambiente.
Me pareció muy importante esto. Yo en todos mis contactos cotidianos con colegas y con la sociedad civil paraguaya entendí que este concepto muy profundo está plenamente dentro de las perspectivas de los actores políticos paraguayos. Y esto es muy importante y creo que es una de las razones por las cuales Paraguay no ha tenido los niveles de violencia que se han visto en otras situaciones.
–¿Existe una toma de conciencia de que ese es un tema que hay que atender y evitar que crezca?
–Hay un nivel de conciencia compartido, a través de la sociedad civil, a nivel político, y entre mis interlocutores institucionales paraguayos de que una democracia necesita cuidar muchos aspectos como los que le acabo de mencionar, además de la lucha contra la criminalidad organizada, compromiso con el derecho internacional, condena a las agresiones a naciones libres y soberanas. Todos estos principios los pude constatar no solo en mi relación cotidiana en Asunción, sino también en el perfil que Paraguay tiene en organismos internacionales.
–¿Y notó algún esfuerzo para que esos otros componentes, más allá de lo electoral, tengan vigencia?
–Yo vi actores de la sociedad civil paraguaya muy activos. Hay personas jóvenes con mucho entusiasmo y muy comprometidas. Y eso me parece un excelente signo de salud y de esperanza hacia el futuro. Creo que las personas que tienen más responsabilidades en la sociedad paraguaya deben apoyar ese entusiasmo de los jóvenes porque una sociedad más rica, desde el punto de vista de la participación, es una sociedad que termina beneficiando a todos.
–En abril tendremos elecciones generales. De su experiencia aquí, ¿cuáles tendrían que ser las prioridades en el futuro inmediato del Paraguay?
–No me corresponde fijar las prioridades. Pero quisiera comentar la excelente y extraordinaria relación que tenemos con Paraguay y que esta seguirá siendo de profunda amistad, independientemente del resultado de las elecciones democráticas de abril. En mis contactos que tuve con las instituciones paraguayas, mi percepción es que hay bastante coincidencia de cuáles son las prioridades, de ellas, fundamentalmente el capital humano. Paraguay tiene un extraordinario bono demográfico y la sensación que tuve es que hay una conciencia compartida entre las instituciones y la clase política de que ese es el sector en el cual hay que invertir en educación y capacitación. Los datos que tenemos a nivel internacional nos demuestran que las sociedades con mayores niveles de ingreso y desarrollo sostenible se caracterizan por tener un capital humano muy calificado porque en ello se ha invertido.
–El año pasado en el Senado se aprobó un proyecto de ley para suspender un acuerdo entre Paraguay y la UE destinado a financiar el proceso de transformación educativa. ¿Ha visto algo similar en el curso de su carrera?
–Este es un tema de cooperación de la UE. Por supuesto, Italia es un miembro de la UE y, financiamos a través del bloque este tipo de iniciativa.
La UE dejó bien en claro que no interviene en la definición de los programas curriculares y todas las acciones que se desarrollan por su parte, en todo el mundo donde actuamos, siempre son compartidas con los beneficiarios. No hay voluntad por parte de la UE de incidir o definir contenidos que son responsabilidad de los gobiernos que reciben su apoyo. En una relación bilateral puede haber momentos en los cuales se discuten los programas. Lo fundamental es subrayar que no hay, por parte de la UE, la pretensión de asumir responsabilidades que corresponden a los países beneficiarios del apoyo o la cooperación que se les concede.
Las sociedades con mayores niveles de ingreso y desarrollo se caracterizan por tener un capital humano muy calificado.
En una democracia se necesita cuidar muchos aspectos como la lucha contra la criminalidad organizada.
Paraguay tiene un extraordinario bono demográfico. Ese es el sector en el cual hay que invertir en educación y capacitación.