Los dos volcanes que existieron en Paraguay eran el actual Cerro Lambaré y el Cerro Tacumbú, donde actualmente solo existe una cantera, explicó el profesor Blas Servín a ÚLTIMAHORA.COM.
“Estos no eran explosivos, más bien suaves; expedían lavas, pero sin generar catástrofes en el ambiente”, explicó el director del Centro Astronómico Bicentenario.
Estos son, según los registros, los últimos en apagarse. El de Tacumbú expidió lava por última vez hace 45 millones de años y el de Lambaré hace 65 millones de años.
“Algo que no todos nos fijamos es que las piedras de los empedrados son lava solidificada de la actual cantera de Tacumbú”, resaltó Servín.
Jamás volverán a activarse
Aseguró que no existe ninguna posibilidad de que estos volcanes se activen de nuevo nunca más. Explicó que los volcanes son aberturas que se encuentran en montañas o en la tierra y que cada un cierto periodo de tiempo expulsan lava, gases, cenizas y humo.
Los volcanes de la historia
Aclaró que no es experto en esta materia, pero que le pareció importante recordar ese dato justamente en el mes de agosto, ya que este jueves se recuerda una de las erupciones más importantes de la historia. Se trata de cuando explotó el volcán Vesubio, situado en la actual bahía de Nápoles, en Italia. El suceso ocurrió en el año 79 después de Cristo y destruyó las ciudades de Pompeya y Herculanum, que quedaron enterradas bajo las cenizas volcánicas.
Recordó que estuvo visitando hace poco tiempo esta zona y que allí quedaron los cuerpos de los seres que fueron víctimas de esta catástrofe natural.
“Son consideradas por los arqueólogos verdaderas cápsulas del tiempo, por la relevancia de lo hallado en ellas. Sobre el Vesubio, es como un tesoro, porque abajo quedó la ciudad intacta, pero con los restos enyesados de los cuerpos”, puntualizó.
Otra importante erupción que se recuerda este jueves es la del Krakatoa, el volcán situado cerca de la isla indonesia de Rakata.
Este causó una serie de violentísimas explosiones que destruyeron dos terceras partes de la isla y produjeron un enorme tsunami que arrasó la región circundante, matando a 36.000 personas.
La deflagración fue de tal envergadura que pudo oírse en Australia y las ondas de choque fueron detectadas incluso en Inglaterra.
El polvo lanzado por este volcán llegó a la atmósfera, incluso a cubrir el globo. Causó una caída de las temperaturas y alteró el clima durante años.