La ciudad fue un punto estratégico por donde pasaron los combatientes para adentrarse al inmenso bosque chaqueño para defender la soberanía nacional. Los vestigios que aún se conservan a pesar del abandono así lo indican, mientras que otros ya desaparecieron sin poder ser rescatados como valor histórico.
Se pueden observar los viejos trenes en ruinas apostados en un predio de la empresa Victoria SA de la Secta Moon, que habían pertenecido a la fábrica de tanino de Carlos Casado SA. Son tres locomotoras oxidadas que fueron utilizadas para la extracción del quebracho colorado y que sirvieron de logística, pero también transportaron soldados que desembarcaron en el puerto durante la guerra.
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Otras antiguas locomotoras permanecen a la intemperie en la cercanía del monumento a los defensores del Chaco sobre la orilla del río Paraguay. Son objetos que traen a la memoria aquellos viajes de los combatientes hasta Punta Rieles, unos 165 kilómetros del puerto, para ingresar al campo de batalla.
El desembarque se hacía en el viejo muelle de madera que persiste con el paso de tiempo en la barranca, actualmente inutilizado. Fue donde el buque cañonero Humaitá y otras embarcaciones atracaban para bajar a los soldados que llegaban, que luego continuaban el viaje en trenes hasta el lugar de combate. Además cargaban consigo víveres, municiones y armamentos.
Otro sitio que recuerda la época de la contienda es la guarnición militar, la cuadra de soldados, que es un galpón que aún permanece, luego de casi 100 años. A su costado, se puede ver la vereda de piedras que los prisioneros bolivianos construyeron.
El muelle y la ex guarnición están ubicados a pocos metros de distancia y no muy distante del viejo embarcadero se puede visibilizar el banco Bolí, donde los prisioneros bolivianos permanecieron. En épocas de aguas bajas, se puede llegar a la pequeña isla caminando.
De los rieles por donde transitaban las locomotoras solo quedan algunas piezas, como en el punto de partida desde la ex fábrica taninera.
Por otro lado, el lugar que también quedó en estado de abandono es el cementerio de los ex combatientes, donde reposan los restos de soldados, tanto paraguayos como bolivianos, en su mayoría desconocidos. Ubicado detrás del camposanto de la ciudad, ahí solo sobrevive una cruz de hierro que está cubierta de arbustos.
La localidad de Casado, aparte de estos sitios, aún conserva otros edificios importantes, como la ex casa del mariscal José Félix Estigarribia, la enfermería y el banco de sangre, que se mantienen gracias a las familias que los habitan desde hace varias décadas.
En cuanto a las tres campanas de la iglesia San Ramón Nonato, siguen intactas las firmas de los combatientes que plasmaron sus nombres antes de ir al campo de batalla y de los sobrevivientes que volvieron a escribir el día de su retorno.
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Algunos lugares desaparecieron, como la casa que era la Comandancia denominada Comanchaco. En su lugar fueron edificadas casas concedidas por anteriores autoridades del distrito que no protegieron las reliquias.