Agitando pañuelos blancos, la feligresía católica, especialmente de Ybycuí, Mbuyapey y Quyquyhó del Departamento de Paraguarí, rindió homenaje al siervo de Dios P. Julio César Duarte Ortellado por los 80 años de su ‘‘nacimiento a la eternidad’’. El encuentro fue en la parroquia San José de Ybycuí, donde el próximo santo paraguayo había realizado su tarea pastoral y en donde descansan sus reliquias.
Los obispos del Paraguay hicieron una pausa en la asamblea de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) y peregrinaron hasta la tumba del pa’i Julio –como se lo conoce–, acompañando a los pobladores emocionados porque ven cada vez más cercana la canonización del sacerdote que falleció a los 37 años, un 4 de julio de 1943.
El sacerdote se caracterizó por tener un carácter firme, modesto, prudente, paciente, optimista, patriota y ser ‘‘un hombre virtuoso, tanto en su dimensión humana como en su ministerio sacerdotal y su apostolado entre su pueblo’’, expresó el cardenal Adalberto Martínez durante la misa.
Las comunidades educativas y religiosas de todo Paraguarí estuvieron presentes, desde la procesión que arrancó en el Hospital de Ybycuí y prosiguió hasta la parroquia San José, donde se presentaron unos cuadros simbólicos de la vida del padre Julio y en donde realizó la eucaristía.

El purpurado destacó la humanidad y ministerialidad del pa’i Julio, quien ejerció su apostolado consciente de las necesidades de su tiempo y con gran generosidad se lo vio confesando, visitando enfermos, llevando adelante numerosas iniciativas en favor de la promoción humana y religiosa. ‘‘Así, lo vemos al frente de la construcción del Hospital de Ybycuí, plasmando en ello una fuerte dedicación a los enfermos, entre los que supo reconocer el rostro de Cristo sufriente’’.
En un contexto como el actual, Adalberto dijo que se necesitan de hombres de Dios como el pa’i Julio. ‘‘¿Qué haría hoy el padre Duarte Ortellado?’’, se preguntó, recordando al clero la necesidad de ser la Iglesia sinodal que propone Francisco: de renovación eclesial, de conversión pastoral.
Sin duda –reflexionó el arzobispo–, el padre Julio impulsaría hoy en la parroquia una pastoral bien estructurada, para servir mejor a la atención y promoción humana integral de los pobres.
Tras la homilía, la comisión histórica de estudio de los antecedentes documentales del padre Julio, para la causa de canonización, presentó avances de la recopilación de archivos. ‘‘Este mes vamos a cerrar este trabajo, para dar paso a otro estamento, para seguir con la causa’’, dijo el presbítero Nilson Ortellado.
El pa’i nació el 12 de abril de 1906 en Caazapá. Ingresó en el Seminario de Asunción en 1921, a los 14 años. El 27 de octubre recibió su ordenación sacerdotal en Roma. Entre sus obras se destacan el hospital, la Casa Parroquial y el Hogar San José de Huérfanos (hoy, Colegio Niño Jesús) de Ybycuí. Los templos de Quyquyhó y Mbuyapey.