Ayer fueron detenidos el abuelo de las víctimas, Felipe Ortiz Colina, y el propietario de la canoa utilizada para abandonar el país, Alcides Adorno Insfrán, por orden del fiscal Édgar Benítez, de Presidente Franco.
Ante la presión ejercida, Ortiz Colina se presentó en la subcomisaría de la referida localidad, aduciendo que él también estaba buscando a sus nietas y no estaba desaparecido, así como había informado la Policía.
El representante del Ministerio Público dictó la orden de captura contra Ortiz Colina y Adorno Insfrán por ser los últimos que habían contactado con Rafael Ortiz antes de que el hombre tomara rumbo desconocido el domingo pasado.
El abuelo afirmó ayer que su hijo se volvió loco después de la separación de la madre de sus hijas y que por eso habría decidido llevarlas con él. Refirió que incluso había amenazado con quitarse la vida.
Los investigadores sospechan que los dos detenidos no habrían comentado toda la verdad con relación a cómo ocurrieron los hechos en el día de la desaparición. Incluso, sospechan que Adorno Insfrán habría conducido la embarcación para cruzar a la Argentina, hecho negado por el ahora detenido.
Su versión fue que Celso Ortiz había llevado su canoa sin permiso y que lo vio en el lado argentino con sus hijas, al encender su linterna en la noche del domingo pasado. También refirió que el hombre volvió al lado paraguayo a llevarle a su padre.
La canoa fue encontrada a unos tres kilómetros del lugar, en un puerto denominado San Miguel. Los investigadores encontraron huellas de criaturas, que corresponderían a las niñas. También localizaron las medias del padre de las niñas en el lado paraguayo.
Rafael Ortiz, alias Bebito, estaría trabajando en un aserradero en la Argentina, a orillas del río Paraná, mientras que Adorno Insfrán es el encargado del establecimiento Cabaña de Oro.