En el artículo, los investigadores identifican “la energía renovable basada en el océano como la opción más prometedora”.
“Pese al incipiente papel de los océanos en la regulación climática, este tipo de soluciones han recibido relativamente poca atención comparada con las soluciones terrestres”, indica el equipo liderado por el doctor Jean-Pierre Gattuso, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS).
Aun así, reconoce los inconvenientes de gobernabilidad vinculados a estas opciones y destaca que los mayores beneficios se alcanzarán si se combinan operaciones locales y globales mediante la cooperación política.
El grupo formado por una veintena de científicos de todo el mundo lamenta que, pese a que el océano permite eliminar cerca de un 25% de las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono (CO2), no se hace suficiente análisis sobre qué intervenciones funcionarán mejor para reducir el impacto.
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Los investigadores evaluaron trece medidas locales y globales divididas en cuatro categorías: la reducción de la concentración atmosférica del CO2, el aumento de la radiación solar reflejada en el espacio, la protección de ecosistemas marinos y los impactos del cambio climático.
“No solo los parques eólicos marinos, la energía de las olas y otras energías renovables oceánicas tienen un gran potencial para reducir las emisiones de carbono, sino que también son rentables y están listas para ser implementadas a gran escala”, subraya Alexandre Magnan, coautor del estudio.
Algunas de las medidas sugeridas en el artículo son la restauración y conservación de la vegetación costera, como las marismas salinas y las praderas de pastos marinos para mejorar la captación de CO2, o neutralizar la acidez del océano agregando materiales alcalinos.
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Esta última es muy efectiva pero poco factible por su potencial impacto en la vida marina, según las conclusiones del estudio.
Otras posibilidades, como la fertilización del océano con hierro para estimular la floración de fitoplancton “es difícil de implementar y regular”.
“El potencial de las opciones basadas en los océanos es muy alto y depende de la capacidad de las sociedades, desde el nivel local hasta el internacional, para decidir la combinación correcta de medidas”, zanjó Magnan.