“Ángeles de la guarda con EPI” (Equipo de Protección Individual). Bajo este titular en portada, un medio escrito español se refirió en 2022 al trabajo de la enfermera paraguaya, Graciela Aguinaga Báez, quien se mantuvo firme en primera línea en la lucha contra el Covid-19 asistiendo a personas mayores, enfermos, personas con alguna discapacidad física e intelectual de la comunidad autónoma de Valladolid.
Por eso, en marzo de este año, la Junta de Castilla y León le hizo un reconocimiento a Graciela y a otros profesionales sanitarios por su ‘‘labor excepcional en situaciones de riesgo para los ciudadanos’’.
Durante dos años, la compatriota se dedicó como sociosanitaria (auxiliar de enfermería) única y exclusivamente a dar una atención personalizada en sus domicilios a quienes se contagiaron con el virus pandémico.
‘‘Este reconocimiento supone para mí una gran satisfacción y orgullo como paraguaya, porque la vida en un país ajeno es bastante complicada, pero si aprovechamos las oportunidades que nos brindan, la recompensa es muy grata’’, afirma.
También –destaca la profesional– es una gran oportunidad para que todas las personas, migrantes que se encuentran en España, se animen a seguir creciendo tanto en lo personal como en lo profesional.
Garra guaraní
Graciela vive en España desde hace 16 años, tiene una hija, Alejandra Noemí, de 13 años, quien dice que es su principal motivación para seguir avanzando en la vida.
‘‘Es verdad que el camino a veces se torna algo complicado, pero con la garra, responsabilidad y constancia que caracterizan al paraguayo y a la paraguaya, siempre se llega muy lejos’’.
Comenta que salir en portada de un diario destacando el trabajo que se hizo en momentos tan difíciles es algo muy gratificante y más con esa descripción de “Ángeles de la guarda”. Luego del reconocimiento de la comunidad autónoma, está pendiente la visita al Ayuntamiento de Valladolid para tener una entrevista con el alcalde.
Vestida con su equipo de protección, Graciela con otros sociosanitarios abarcaron toda la ciudad de la comunidad. Estima que durante dos años pudieron alcanzar la asistencia continua a 1.000 personas o más.
En cuanto a su trabajo, la profesional dice que no puede quejarse porque siempre ha recibido todo el material necesario para poder llevar a cabo sus servicios de la manera más protegida posible ante esta crisis sanitaria que marcó fuerte dos años la vida de todo el mundo. Señaló la importancia de tener un sistema de salud muy buena, al igual que los Servicios Sociales para superar cualquier situación excepcional que se presente.
Orgullosa de sus raíces, Graciela recalca que el reconocimiento de la Junta de Castilla y León va dedicado a toda su familia, “pero muy especialmente a mi hija y a mis padres que siempre me han enseñado valores, responsabilidad y la vocación de servicio”.