Todo empezó en un grupo de WhastApp de colorados arrepentidos que hoy solicitan su desafiliación por un gran descontento en la gestión del Gobierno que está en manos del cartismo. Un primer grupo, de alrededor de 45 personas, había hecho el trámite hace una semana.
Este viernes fueron acercándose más personas para seguir con los trámites, casi 10 presentaron la nota antes de las 9:00.
De acuerdo a Liz Maqueda, una de las referentes, para esta ocasión están anotados unos 30 colorados que desean desvincularse del partido. Aunque otros se siguen organizando, teniendo en cuenta que viven en el interior del país o les dificulta acercarse.
La dirigente comentó que la campaña de desafiliación parte de un descontento y tristeza del pueblo. Maqueda creó un grupo que sorpresivamente alcanzó un masivo interés luego de aprobarse la Ley de Superintendencia de Jubilaciones en el Congreso Nacional.
“No nos dejaron hablar el día de la manifestación, nos tiraron gases lacrimógenos. Vine tan enojada de ese lugar y ahí surgió la idea de desafiliarse”, dijo sobre la motivación de la campaña.
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Afirmó que antes ignoraba cómo operaba la clase política, pero que ahora va aprendiendo y exigiendo sus derechos, especialmente desde la Asociación Nacional de Asegurados del Instituto de Previsión Social, donde se desempeña como secretaria de Relaciones Públicas.
Aunque el primer grupo cumplió con la solicitud hace una semana, sigue apareciendo en el padrón partidario, como el caso de Maqueda.
Según el Tribunal Superior de Justicia Electoral, la solicitud se debe realizar ante el Tribunal Electoral del partido. Sin embargo, en la ANR rechazaron la nota y mandaron elaborar otro documento dirigido al presidente del Partido Colorado, Horacio Cartes, relató la dirigente.
La desafiliación está contemplada en la Ley 834/1996 del Código Electoral.
Viejas prácticas
A Liz Maqueda la afilió al Partido Colorado una tía durante la presidencia de Nicanor Duarte Frutos (2003-2008), “para tener más posibilidades de conseguir trabajo”. Se trata de una antigua práctica prebendaria de la ANR que, si bien está vigente, fue debilitándose desde la caída de la dictadura stronista.
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Según Liz, nunca fue beneficiada y tampoco dio importancia a su afiliación partidaria hasta que fue testigo de las represiones policiales frente al Congreso Nacional, donde trabajadores y jubilados se manifestaban en contra de la Ley de Superintendencia de Jubilaciones.