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El artista plástico y director de cine paraguayo Enrique Collar (52), residente en Rotterdam (Holanda), emprendió una nueva etapa artística con su experiencia de “pintura en tres dimensiones (3D)”, que puede verse en collarenrique.com y su cuenta de Facebook.
Explora el traspaso de un lienzo de su creación en dos dimensiones a una imagen esférica virtual, visible en 360º, gracias a programas informáticos. “Asumo mi pintura como un proyecto pictórico 2D y que también se puede ver en 3D. Cada composición propone un mundo propio que se expande hacia dentro de la esfera, a modo de tour visual; es decir, es un mundo plano y redondo”, sostiene, recordando el discurso de los que sostenían que la Tierra es plana.
CAMINO. Para llegar a este resultado, Collar atravesó un largo camino que significó sumergirse en la lógica de las fotos 360º, a partir de tomas capturadas con un teléfono y cambiar así su manera de pensar y concebir la realidad.
“Hace dos años me visitó de Paraguay el creativo y animador digital Rodrigo Hamuy. Me pidió hacer fotos de mi estudio en 360º. Un mes después, me envió un enlace de las fotos cargadas en Google Maps”, cita. Cuando vio las tomas esféricas de su taller, entró en pánico, ya que se podía ver todo con un zoom o acercamiento a los detalles. “El sentimiento fue muy fuerte”, asegura.
“Tal fue mi sorpresa que le pedí a Humay que retirara las fotos de Google. En tanto, conservé esas fotos en mis archivos y mi mente”, dice, para luego comprobar con los meses que con mayor frecuencia aparecían imágenes en 360º y todo lo relacionado al virtual reality.
También compró una gafa Cardboard VR de Google, que permite ver tomas en 360º, y luego las abandonó por falta de entusiasmo, aunque su interés volvió gracias a su hija Roos. “Le pedí que me enseñe cómo hacer las fotos. Allí empezó todo. Viajé a España e inspirado por el paisaje vasco, hice muchas fotos 360º”, relata.
En el proceso entendió “la construcción de imágenes 360º” y recordó otras de sus pinturas, donde “ya forzaba las perspectivas de mesas, sillas y escorzos de figuras, para generar imágenes dinámicas, con velocidad, con deformaciones que producen los lentes gran angulares”.
“Muchas de mis pinturas tienen esa mirada a vuelo de pájaro”, acota Collar, recordando que al iniciarse con el cine, sus obras planteaban la “secuencia cinematográfica”. Con este antecedente, dejó su pánico inicial al 360º y acopió cientos de tomas. Se preguntó acerca del porqué no pintar una de esas tomas y “ver qué pasa”. Armar una imagen 360º, dice, surge de unas 40 fotos que luego, al analizarlas plásticamente, debía saber “si la imagen plana pintada se volvería redonda en algún programa de internet”.