A la par de abrirse paso como comerciante, Cristóbal Lezcano también fundó una familia, con su esposa, Cristina Gómez, y sus cuatro hijos. El mayor el ellos, Gustavo (36), es ahora el gerente general de la cadena La Bomba.
–¿Qué legado quiere dejar a sus hijos?
–Creo que mi hijo mayor ya está preparado en un 90% para seguir el camino que comencé. Él es mi brazo derecho. Mi otro hijo también se está iniciando en ese mundo. En tanto que mi hija está culminado la carrera de Economía, y la más pequeña, de 12 años, está en el colegio. Hoy en día, lo que más me llena es que ellos sigan mis pasos y para eso los estoy instruyendo a que sepan ganarse la confianza de los proveedores y de otros comerciantes, como yo lo hice.
–¿Qué valores le gustaría que tuvieran?
–Los principales valores que quiero dejarles es que mantengan siempre el espíritu de lucha, que sean fuertes, honestos y vayan siempre de frente, que cumplan con la palabra empeñada. Siempre les digo que si viajan en un trasatlántico, llevando 100 tambores de oro y le dicen que deben tirar 50 tambores al agua para salvarse de hundirse, deben tirarlos. Eso es lo que me ayuda hasta hoy, cumplir con mi palabra, porque nuestra fortuna mayor es la credibilidad ganada en base a la honestidad.
–¿Cuál es el secreto del éxito de su negocio?
–En este negocio, enarbolamos los valores y principios que los clientes tienen muy en cuenta ahora, como la limpieza, la cordialidad, el buen trato, el precio justo y sincero. Cuando salgo a dar instrucciones a mis colaboradores, siempre llevo a mis hijos conmigo, para que aprendan cómo se debe conducir un negocio. Aparte de eso, mi gran logro y lo que más me satisface es que el supermercado fue la escuela de muchos chicos que comenzaron como carriteros y que ahora ocupan puestos importantes en otras empresas. Ellos hicieron su propio camino, estudiaron y aprovecharon la oportunidad que recibieron para superarse.