La encomienda fue abierta ayer ante el juez de Garantías, Óscar Delgado, a pedido del fiscal de la Unidad Antidrogas, Carlos Alcaraz.
Según se pudo comprobar durante la diligencia, dentro de los cuatro libros fueron colocados los paquetes de la droga, cubiertos con aislantes contra la humedad.
Los paquetes eran un Pequeño Larousse Ilustrado 2015, Los cañones del Atardecer, de Rick Atkinson; un Diccionario de Americanismos, y Tom Clancy-Command Authority.
Todos los libros eran bastabtes gruesos, por lo menos de 700 páginas, y lo que hacían era cortar las páginas para introducir los paquetes.
Al final, según el pesaje realizado en la diligencia, la cocaína de alta pureza llegó a 3,340 kilos, conforme señalaron los intervinientes.
DETECCIÓN. La encomienda fue detectada por el can Erick, de la brigada de la Secretaría Nacional Antidrogas apostada en el aeropuerto Silvio Pettirossi, el pasado 3 de marzo.
El perro detectó la droga y la encomienda fue decomisada; la derivaron al Ministerio Público, que a su vez requirió la autorización del juez para la apertura.
Según los datos, la cocaína tenía como destino final la ciudad de Amsterdam, Holanda, a donde se pretendía enviar dentro de los libros.
Los antidrogas realizan las pesquisas para poder identificar a la persona que iban a enviar la encomienda con la droga.
El juez Delgado señaló que era la primera vez que veía este tipo de cubierta aislante para la cocaína, que es utilizada para enviar como encomienda la droga.
Al final, la pérdida para los narcotraficantes es de varios miles de dólares, teniendo en cuenta el precio del estupefaciente en Europa.