Bajo un fuerte dispositivo de seguridad, con tropas antimotines flanqueando las puertas del cementerio Jardín Bella Vista, al noroeste de la capital, un grupo muy reducido de amigos íntimos y familiares, entre ellos su ex esposa Claudia Villafañe y sus hijas Dalma y Giannina, dieron su último adiós al ídolo indiscutido y venerado en todo el mundo del fútbol.
“Es un momento muy difícil y muy íntimo para la familia”, dijo a la AFP un allegado de la familia que habló bajo anonimato.
En este cementerio privado también están sepultados los restos de los padres del Pibe de Oro, conocidos como Doña Tota y Don Diego.
“Estoy que reviento de emoción. No puedo creer que después de conquistar el mundo, Diego eligiera venir a descansar acá a Bellavista”, dijo, entre lágrimas, Luis Casas, un mecánico de 56 años, que se colgó de la reja de una casa para ver pasar la caravana fúnebre.
El velatorio público en la Casa Rosada finalizó una hora y media antes de lo previsto, ante una serie de incidentes en los patios internos de la casa de Gobierno y en distintos puntos de la ciudad, protagonizados por varios de los hinchas que hicieron filas de más de ocho horas para despedirse del “10".
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En los alrededores de la histórica Plaza de Mayo de Buenos Aires, se agolparon miles de fanáticos descontrolados que se negaban a abandonar el lugar, pese a la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus. La policía reprimió con balas de goma y gases lacrimógenos a grupos de personas concentradas en las principales arterias céntricas de la ciudad. Algunos se defendían con piedras y botellas.
El velatorio y entierro ocurrieron en el mismo día por pedido expreso de su ex mujer Claudia Villafañe, pocas horas después de la muerte, a los 60 años, del campeón mundial.
La familia aceptó alargarlo unas horas más pero, ante el caos, lo acortó.
“Fue la decisión de Claudia. Se cagó en todos”, dijo el allegado de la familia.
“Pensé que era inmortal”
Con los puños en alto o la mano en el corazón, miles de fanáticos despidieron a lo largo del día al ídolo fallecido el miércoles de un paro cardíaco.
“Pensé que Diego era inmortal, pensé que nunca se nos iba a morir. Siento una tristeza terrible, una persona que nos hizo tan, pero tan felices”, señaló Antonio Ávila, un chofer de autobús de 63 años y vecino de Bella Vista.
“No me importa lo que digan los demás, yo te sigo a todas partes, cada día te quiero más”, se leía en su bicicleta.
Silvia Hernández, vendedora de empanadas, aún no digería la noticia.
“No lo podemos asimilar, por eso estamos acá, para darle gracias. Era el Robin Hood nuestro”, aseguró.
Según el resultado preliminar de la autopsia, el ex campeón albiceleste sufrió una “insuficiencia cardiaca aguda”.
Su abogado, Matías Morla, calificó de “criminal idiotez” la tardanza de las ambulancias en llegar a la vivienda del ídolo del fútbol y solicitó una investigación “hasta las últimas consecuencias”.
“Es inexplicable que durante 12 horas mi amigo no recibiera atención ni control por parte del personal de salud”, dijo el abogado en un comunicado que difundió en redes sociales.
Explosiones de aplausos, cánticos, gritos y bocinazos se sucedieron durante todo el día, incluyendo en los márgenes de la autopista que recorrió el cortejo fúnebre de Maradona camino al cementerio.
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Conmoción mundial
Su muerte provocó una conmoción mundial con una catarata de mensajes de pésame desde todas partes del mundo.
Con un peregrinaje silencioso y conmovedor delante de la curva B del estadio San Paolo de Nápoles, cientos de napolitanos despidieron al ídolo de una ciudad que se identifica con su extravagante y a la vez trágica vida.
“No nos esperábamos su muerte. Nosotros no escogimos a Maradona, fue él que escogió Nápoles”, confesó emocionado Gino, de 48 años.
Desde el Barcelona, Real Madrid, Manchester United o Liverpool, entre otros tantos: todos los clubes más importantes del mundo se sumaron a la despedida.
Deterioro físico
Maradona estaba convaleciente de una operación por un hematoma en la cabeza desde el 3 de noviembre. Su salud era muy delicada y atravesaba un nuevo síndrome de abstinencia.
Se lo había visto mal el día de su cumpleaños el 30 de octubre, cuando reapareció de su confinamiento por la pandemia en la cancha de Gimnasia y Esgrima, equipo que dirigía.
Su vida personal estuvo plagada de escándalos. Tenía cinco hijos, dos de ellas, Dalma y Gianinna, con Villafañe. Había malestar de la familia con el entorno que tenía en los últimos tiempos.
Sus otros hijos, que tuvo con otras tres mujeres, son Jana, Diego Junior y Diego Fernando.
Los excesos y las adicciones fueron el origen de las emergencias de salud que lo llevaron varias veces al borde de la muerte.
Hacía años que Maradona había superado la adicción a las drogas duras. Pero su entorno advertía que seguía consumiendo alcohol, combinado con tranquilizantes y ansiolíticos.