La cobertura más difícil que le tocó a Julio Valenzuela fue la del homicidio de su amigo y compañero en radio Amambay 570 AM, Fausto Gabriel Alcaraz, acribillado de 12 balazos cuando llegó a su casa en Pedro Juan Caballero, el 16 de mayo de 2014.
Desde entonces, la radio fue objeto de otros atentados: el 9 de agosto de 2015 la antena repetidora del medio fue derribada por desconocidos y el pasado 9 de setiembre dos hombres bajaron de una camioneta y lanzaron granadas, una de las cuales explotó en el techo de la cabina, hiriendo a la locutora Patricia Ayala y al invitado a su programa, Raimundo Fariña. Las otras dos granadas no explotaron.
“Sabemos que gente peligrosa está pendiente de lo que decimos. Están expectantes. Uno tiene que tener el cuidado y saber que te debés a tu audiencia”, reflexiona Valenzuela en el estudio donde conduce con Éver Gámez el tradicional programa De frente a la mañana, el mismo que condujo Gabriel Alcaraz hasta minutos antes de su muerte.
DENUNCIAS. La radio, que cuenta con 30 empleados de los cuales diez son de prensa, pertenece desde hace seis años a la familia del senador liberal Roberto Acevedo y a su hermano, el intendente de Pedro Juan Caballero, José Carlos Acevedo. Sectores opositores de la zona vinculan los atentados a la persecución que la radio realiza al denunciar a enemigos políticos o circunstanciales de los Acevedo.
Tras la muerte de Alcaraz, el senador Acevedo sostuvo que el periodista fue asesinado por denunciar “con nombre y apellido” a narcotraficantes. El radialista también llegó a denunciar a comerciantes, jueces y fiscales, supuestamente ligados al narcotráfico.
“A veces nos dicen: ‘A ustedes se les manda a decir las cosas’. Eso es completamente falso. Cada uno de nosotros sabe en qué estamos y cuál es nuestro objetivo, que es informar. La gente confía en nosotros y nos brindan datos. Lo que hacemos es un seguimiento de las denuncias. Nadie nos dice qué decir”, aseguró Valenzuela. Varios de los últimos casos denunciados por la radio se refieren a la corrupción de la Policía en Pedro Juan.
En ese sentido, Éver Gámez opinó que el último atentado con granadas pudo haber sido un ataque a los Acevedo, así como una reacción a las denuncias realizadas por la radio. Las características del hecho apuntan al grupo criminal brasileño Primer Comando Capital (PCC), que según las autoridades estuvo detrás del atentado a Jorge Rafaat (en junio) y desde entonces busca instalarse plenamente en la capital de Amambay.
“Es una zona roja para el ejercicio del periodismo. A muchos narcotraficantes no les gusta ser nombrados. Por la pasión, uno a veces comete el pecado de pasar un poco la línea, pero ahora hay que ser prudente. Uno piensa en su familia en primer lugar y no sabemos qué puede llegar a pasar”, afirma Gamez.
VIOLENCIA. Si bien Amambay 570 AM es la emisora que más veces fue atacada, los atentados a periodistas y medios no son particularmente extraños en Pedro Juan Caballero. Desde el homicidio de Santiago Leguizamón, en 1991, a la fecha, seis comunicadores ya fueron asesinados por sicarios y muchos más fueron amenazados. Varios de los principales medios de prensa locales pertenecen a políticos de la zona.
Por el ambiente de temor, dos empleados de la 570 AM ya renunciaron. Uno de los mensajes que un trabajador recibió antes del atentado advertía que la “radio fala muito”. Los empleados del medio radial piden más garantías para trabajar, pero prefieren ser custodiados por una empresa de seguridad privada antes que la Policía, por la corrupción de los agentes de la zona.