Se excusó también dar siquiera una mirada somera al clima de inseguridad que golpea al país, con el caso de los cinco secuestrados que el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) suma hasta la fecha. “El nuncio me contó algo, pero yo no estoy muy al tanto, yo no vivo en Paraguay, no conozco Paraguay”, respondió.
Aclaró que vino al país para celebrar el cincuentenario de la Diócesis de Caacupé, al comienzo del Trienio de la Juventud, “a alentar a la iglesia a que sigan trabajando”.
Tampoco se atrevió a dar un juicio sobre la situación de la iglesia paraguaya. “No tuve oportunidad de conversar con el clero, calcule que estuve en Paraguay el martes y el miércoles, corriendo de un lado para otro”, apuntó.
“Me parece una iglesia muy viva, muy dinámica, misionera”, dijo y recordó su sermón en la Catedral, el martes pasado, que iba en dirección a lo que el Papa incitó a “seguir esa misma línea de iglesia misionera, en salida, como le gusta decir al Santo Padre”.