Visiblemente emocionado, el docente rural y dirigente campesino Ernesto Benítez aseguró que no siente “ningún rencor, odio en particular contra nadie, mucho menos contra la Policía y los militares”. “Porque la lucha es por la hermandad, por la solidaridad, por el amor, y bueno, cuando uno lucha por esos valores está dispuesto a aguantar todo”, manifestó durante el acto de pedido de disculpas públicas este lunes por la tortura que sufrió en el 2003 tras ser detenido en una protesta.
Recordó que cuando tenía 22 años, en 1992, asumió la responsabilidad de fundar y dirigir la escuela de la libertad José Gaspar Rodríguez de Francia en la comunidad de Tava Guaraní, Departamento de San Pedro, a cientos de kilómetros de Santa Rosa del Aguaray. En ese sentido, indicó ser el primer representante del Estado en esa región aislada y estimó haber hecho 8.000 kilómetros a pie.
Pero todo lo hizo para cumplir con el “compromiso que tenía con el Estado, con la patria y con el pueblo”. Sin embargo, entre 1995 y el 2003, sobrevivió a dos intentos de asesinato y una tortura. “En ocho años, el Estado a quien creía representar dejó en mi cuerpo nueve marcas, cicatrices, sin contar las dolorosas huellas sicológicas”, indicó.
“Mi cuerpo es la radiografía, es la síntesis del dolor y la violencia que durante siglos soporta nuestro pueblo”, manifestó.
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Mencionó a su madre, que lo acompañó al acto, y recordó tanto a su hijo Amarú, fallecido hace seis meses, como a su extinto padre, su primer maestro. Fueron ellos quienes le enseñaron a amar la tierra y cultivarla, así como el camino de la lucha y la entereza.
Así fue que recordó cuando su papá fue torturado por agentes policiales en plena dictadura y lo obligaron a ser testigo de dicha atrocidad.
Por otro lado, Benítez criticó al Estado por no poder garantizar los derechos humanos. Consideró que desde 1970 fue moldeado para responder a los intereses de una minoría, que solamente está interesada en el dinero. La visión del dirigente es totalmente distinta, ya que se basa en el respeto por la vida y el planeta.
Apuntó también a la educación pública y de calidad, desde el jardín hasta la universidad, como también a la salud de acceso universal y de calidad. “Sueño con un Estado que respete el valor a la vida. No lucho para tener propiedad y dinero, lucho por amor, no temo poner en riesgo lo que más quiero, por garantizar los derechos para los demás”, aseguró.
El educador rural y dirigente campesino fue detenido y luego torturado por la Policía Nacional en el año 2003 cuando participaba de una protesta campesina. Accionó en contra del Estado ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y en el 2012 salió el dictamen donde responsabilizaban al Paraguay.
En esa manfestación, Eulalio Blanco fue ejecutado por un agente policial mientras protestaba. Recibió un disparo a quemarropa por parte de un agente policial y falleció días después por las heridas.