El Hospital Regional de Villarrica había habilitado –hacía unos diez días– la Terapia Neonatal, en un acto oficial con corte de cinta y fotografía de las autoridades presentes: el presidente Santiago Peña; la ministra de Salud, María Teresa Barán, y el gobernador de Guairá, César Sosa. Se suponía que en este hospital público los bebés prematuros o con complicaciones podrían recibir asistencia especializada. Lo que sucedió y fue revelado tras la muerte del bebé es que, tras la foto oficial, los equipos se desmontaron y el servicio no fue habilitado.
Mientras el Gobierno permanece en silencio ante este caso que conmovió al país, en el Gran Hospital de Coronel Oviedo recientemente inaugurado, el familiar de una persona internada tuvo que caminar cinco kilómetros para comprar algodón, pues en el nuevo hospital no había.
La ciudadanía espera que pronto el Gran Hospital tenga los insumos y medicamentos necesarios y que los pacientes puedan efectivamente acceder a todos los servicios prometidos.
Sin embargo, otro bebé falleció hace un par de días, esta vez en el Materno Infantil de Coronel Oviedo, en un caso de supuesta negligencia médica. El padre del bebé explicó que su esposa seguía los controles prenatales en dicho hospital, y que el médico tratante había establecido el parto por cesárea; sin embargo, asegura que las enfermeras insistieron en un parto normal porque, al parecer, no había anestesiólogo.
“En vez de que te den tu bebé en brazo, te dan un acta de muerte. Este es Paraguay, este es el gobierno, esta es nuestra realidad”, lamentó el padre del bebé fallecido en Coronel Oviedo.
Para completar esta suerte de memorial de agravios, hace dos días el techo y parte de la pared de la Unidad de Salud Familiar de la compañía Hugua Po’i de Yaguarón se derrumbó.
El Puesto de Salud es atendido por dos enfermeras que ofrecen servicios de vacunación, curaciones y planificación. Un día a la semana acude una doctora que realiza consultas médicas. El local había sido construido en un terreno donado por uno de los pobladores, y era utilizado para los primeros auxilios de los habitantes de la compañía.
La situación de la salud pública es ya insostenible. Así también es intolerable la falta de asunción de sus responsabilidades por parte de las autoridades y los funcionarios.
Frente a hechos que se han hecho conocidos, denuncias y testimonios de padres que perdieron a sus bebés por las deficiencias del sector público, e historias de comunidades carentes de infraestructura, servicios, y sufriendo sistemáticamente carencias, resulta insultante el silencio del presidente de la República, la indiferencia de la ministra de Salud y la complicidad de todo un Parlamento que va camino nuevamente a no cuestionar a los amigos del poder, sin importar que por la mala gestión sigan muriendo bebés recién nacidos. No se puede seguir tolerando que ante hechos trágicos que pudieron haber sido evitados, las culpas terminen cayendo del lado de funcionarios sin poder de decisión.
Quienes gobiernan deben recordar que su razón de ser es la administración de un país para dar bienestar a los gobernados. Tampoco deben olvidar que el derecho a tener una calidad de vida y una vida digna están consagrados en la Constitución Nacional. ¡Basta de populismo de impunidad!