En las últimas semanas hemos podido leer en los distintos medios de comunicación un sin fin de casos, en los que hay un factor común en todos ellos. Y este es el saqueo permanente, constante y hasta cuantioso de los fondos públicos para intereses particulares. Estos intereses particulares son de los que integran grupos de poder o bien de grupos familiares, los cuales sin ningún tipo de pudor o vergüenza utilizan al Estado como una fundación de beneficencia donde se debe mantener económicamente a personas que no brindan servicio alguno o carecen de capacidad para ello.
Estas personas a quienes el Estado está manteniendo financiera y económicamente, además de estar recibiendo pagos sin un servicio o retribución acorde están sacando la posibilidad de ejercer dichos cargos a otros que probablemente estén mejor preparados y con principios éticos.
Además de todo esto, como los fondos públicos son finitos, al estar en gran medida distribuidos sin eficiencia, ya que hay una superpoblación de plantilla de funcionarios públicos. Y no solo en cantidad de funcionarios innecesarios, sino, asimismo, con sueldos desproporcionados. Para más, a raíz de esta situación quedan otros rubros sin presupuestos suficientes en áreas claves como son la salud y educación, incluso obras de infraestructura absolutamente necesarias para mejorar la conectividad del país.
Y, ¿cuál es la única solución que siempre aplican a este dilema de tanta incidencia para la imagen del país y de su propio bienestar? Simplemente aumentar los impuestos o generar nuevas tasas y tributos para que sigan sosteniendo este estilo de administración pública. No existe posibilidad alguna, según van las cosas, para que se revean los gastos actuales y se eliminen los sobrecostos generados por intereses sectarios. Ello, como es obvio, ya que el costo político sería muy alto.
Realmente causa envidia ver la revisión del gasto público que se está gestando en el vecino país, Argentina. Y a través de esto, la definición de eliminar cerca de cuarenta mil puestos dentro de la planta de funcionarios públicos por ser considerados innecesarios mediante la política destinada a la fusión de ministerios.
Realmente sería óptimo poder revisar, en el menor tiempo posible, todo el plantel de funcionarios públicos en nuestro país, y poder rever desde la selección, contratación y luego evaluación de desempeño para poder tener a los mejores para cada tarea. No dejemos de pensar que es este equipo de funcionarios los que luego generan los cambios que necesita un país. Y si estamos generando una sobrepoblación de funcionarios sin preparación es evidente que no podremos ver los resultados que necesitamos en una nación muy asimétrica que tiene muchos desafíos aún.
Al estar el actual gobierno conformado por personas formadas en la disciplina de la economía es de esperar que avanzarán hacia una reforma del Estado que contribuya a su eficiencia, calificación y a la solución de sus tradicionales problemas estructurales. Sin duda, para ese fin requiere poseer un adecuado proyecto de un Estado idóneo, equitativo y presente en toda la República. Y, sobre todo, en coordinación y participación activa de la sociedad civil, en el marco del Estado de derecho y con absoluto respeto a las leyes de una economía libre y encaminada a promover el desarrollo general del Paraguay.
En consecuencia, urge rever los gastos superfluos, clientelísticos y cada vez más inescrupulosos del Estado. Con este modelo, nuestro futuro de progreso y de modernización se hace difícil.