La misión Rosalind Franklin –nombre con que se ha bautizado el róver que explorará el suelo y el subsuelo marciano– forma parte del programa ExoMars de la Agencia Espacial Europea (ESA) que trata de encontrar trazas de vida en Marte y se complementa con la misión Trace Gas Orbiter, que se lanzó en 2016 para disponer de un inventario detallado de gases atmosféricos en el planeta.
La ESA subrayó que el róver Rosalind Franklin (nombre de la científica británica cuya labor fue fundamental para descubrir la estructura del ADN) tendrá un potencial científico "único” para buscar evidencias de vida gracias a su taladro y a sus instrumentos científicos, que le permitirán perforar hasta dos metros de profundidad y obtener muestras que han estado protegidas de la radiación solar y de las temperaturas extremas, y analizarlas allí mismo gracias al laboratorio que llevará el vehículo.
El lanzamiento de la nave estaba programado para 2022, pero la invasión rusa de Ucrania motivó que se interrumpiera la colaboración con la agencia espacial rusa Roscosmos, lo que obligó a la ESA a reorganizar y reorientar la misión, y se ha fijado la primera oportunidad de lanzamiento para el año 2028 (cuando la Tierra y Marte estarán alineados de manera óptima) con intención de llegar al planeta en 2030.
Importantes contribuciones de la NASA
Tras interrumpir la colaboración con la agencia rusa se han reajustado numerosos detalles de la misión y se ha estrechado la cooperación con la NASA, de la que dependen ahora importantes contribuciones al programa, como el servicio de lanzamiento, algunos elementos del sistema de propulsión necesarios para el aterrizaje o las unidades de calefacción para el róver.
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En la misión están involucradas unas sesenta industrias de numerosos países miembros de la ESA, como las multinacionales europeas Thales Alenia Space, Airbus Defense and Space (contratista principal del vehículo explorador) u OHB, y entre ellas figuran también varias empresas españolas, como SENER, seleccionada para desarrollar varios sistemas clave para el módulo de entrada del róver que pueden resultar esenciales para garantizar el éxito del programa.
La empresa española diseñará y fabricará tres subsistemas clave para el correcto aterrizaje del róver en Marte: El tren de aterrizaje, los mecanismos y adaptador de separación de la cápsula de entrada y sus antenas de comunicaciones UHF, y el vehículo espacial llevará además a bordo varios equipos desarrollados por esta compañía, según los datos facilitados por la empresa.
Además de numerosas empresas, en la misión Exomars-Rosalind Franklin están involucrados varios centros de investigación, entre ellos el Centro de Astrobiología (CAB), donde científicos y e ingenieros contribuyen con la aportación del instrumento español RLS (Raman Laser Spectrometer), una de las tres herramientas principales en el laboratorio que llevará el róver, esencial para la identificación y caracterización de minerales y de biomarcadores.
Las ventajas y diferencias del róver europeo
Fuentes del CAB –perteneciente al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español y asociado a la NASA– confirmaron a EFE que los responsables de ese instrumento siguen “muy activos” trabajando en la misión en actividades relacionadas con la reforma de esa herramienta para ajustarla a la nueva fecha de lanzamiento (en 2028) y en la preparación de las operaciones y actividades científicas de soporte antes de la llegada a Marte de la nave.
El investigador del INTA Andoni Gaizka, responsable del proyecto RLS, informó a EFE de que este instrumento comenzó a desarrollarse en el año 2007 e iba a ser la primera vez que se utilizara la tecnología “raman” (una técnica pionera para obtener información sobre la estructura y la composición de los materiales) en una misión espacial, aunque los sucesivos retrasos que ha sufrido este programa motivaron que se adelantara en ese uso el róver Perseverance que envió la Nasa.
Gaizka subrayó las virtudes y ventajas del Rosalind Franklin en comparación con otros vehículos exploradores que han llegado a Marte, y entre ellas se encuentra la posibilidad de perforar hasta dos metros de profundidad y obtener así muestras que han estado protegidas de la radiación solar, lo que a su juicio va a ser determinante a la hora de encontrar vida, pasada o actual, en el planeta.
Fuente: EFE.