Con 6 grados en funcionamiento, con aulas que caen a pedazos, la institución nunca tuvo baño. Una destechada letrina se convierte en la alternativa ineludible para que niños y niñas puedan evacuar sus necesidades fisiológicas.
Cipriana Castillo, directora de la Escuela Básica 7630 Las Mercedes, narró las vicisitudes que deben pasar cada año lectivo ante la desidia de las autoridades –en todos los niveles– que hacen oídos sordos a las peticiones de mejora que presentan. La profesora comentó que si no fuera por las docentes y algunos padres de familia, la escuela hace tiempo hubiese dejado sus actividades académicas de enseñanza.
La única letrina existente fue construida por los padres, pero tras su destrucción, la Municipalidad no respondió a las solicitudes de ayuda. Ahora no tiene techo a causa del último temporal. Los alumnos se turnan formando fila entre varones y mujeres. Un baño sexado es urgente.
“Pareciera que estamos olvidados por el gobierno. En el MEC solo miran la cantidad de alumnos, pero es imposible traer más niños con estas pésimas infraestructuras”, se lamentó.
La escuela cuenta con pabellones construidos mediante donaciones, pero la situación sigue siendo precaria. Además, la falta de recursos afecta a los alumnos, la mayoría provenientes de familias de bajos ingresos.
“Es difícil y penoso recibir a alumnos que vienen con hambre, sin zapato, sin uniforme. Generalmente, los docentes compramos ropas usadas para nuestros niños”, enfatizó la profesora Cipriana Castillo, quien solicita a las autoridades nacionales mayor involucramiento en instituciones ubicadas en territorios sociales, de núcleos urbanos y en asentamientos rurales. En estas escuelas todo seguirá igual o peor, lejos pero bien lejos de estar mejor.