Sus responsables principales, los catedráticos Joaquín Campos Rosa y Juan Antonio Marchal Corrales, destacaron que este compuesto tiene una baja toxicidad, por lo que no se detectaron de momento efectos secundarios y al atacar las células madre, evitan la formación de metástasis. Además, su desarrollo industrial es sencillo.
Los 2 grupos de investigación que lograron la patente comenzaron su trabajo en 1993 y comprobaron la efectividad del fármaco en una fase preclínica, realizada con ratones inmunodeprimidos a los que indujeron células tumorales humanas. Campos Rosa detalló en la presentación de la patente que durante estos años de trabajo, el equipo logró reducir una variable de 500.000 moléculas para diseñar el fármaco, que tendrá ahora que pasar por la fase clínica para testarlo primero en voluntarios sanos y luego en enfermos de cáncer.
Su compañero de investigación, Marchal Corrales, subrayó la importancia de combatir las células madre cancerígenas, células que no proliferan y suelen presentarse de manera latente, pero que ocasionan que el tumor se regenere y genere metástasis. Marchal insistió en que hasta que este fármaco llegue a la fase clínica pueden pasar 5 años y que esta segunda parte requiere de protocolos y permisos de la Agencia Europea de Seguridad para poder afrontar las pruebas con seres humanos. EFE