La senadora Esperanza Martínez analiza en esta entrevista las posibilidades que existen a partir de la unidad en las fuerzas de oposición que integran la Concertación para llegar nuevamente al poder. Señaló que todas las candidaturas van a terminar consensuando dentro de este espacio, incluso la figura de Euclides Acevedo. Añadió que, pese a que en el Frente Guasu muchos muestran su descontento porque las chapas de la Concertación no se identifican con los sectores populares, también considera quedarse porque en la unidad está la fuerza “para derrotar al crimen organizado”.
Luego de su renunciamiento a la postulación como presidenciable y, en paralelo, la situación de salud de Fernando Lugo, el Frente Guasu entró en crisis. ¿Eso se veía venir o hubo factores y cuáles son?
El Frente Guasu Ñemongeta es la síntesis de la lucha social y popular en el Paraguay durante las últimas décadas y siempre ha avanzado como una fuerza con una fuerte dinámica de debate interno. Tal vez lo que llame la atención hoy es que ese debate interno se hizo público antes de agotar las instancias institucionales, algo que considero un error. En el Frente Guasu Ñemongeta siempre hemos debatido todos los temas y, a pesar de eso, la ciudadanía y los demás partidos, del Gobierno y de la oposición, reconocen que tenemos una línea clara y que nuestras posiciones sobre determinados temas son predecibles. Nunca fuimos ni iremos en contra de los intereses de las mayorías y minorías excluidas.
¿Qué argumentos bajan las organizaciones que dicen que es mejor optar por dejar la Concertación?
La Concertación es una herramienta de unidad, pero su propia naturaleza y algunas decisiones políticas condicionaron un proceso interno que no supo reconocer algunas asimetrías, ni dar importancia a que la mayoría de los sectores sociales y políticos estén representados. Esto deriva en las duplas que finalmente disputan la interna, tienen un carácter conservador y no representan la pluralidad que debería contener la Concertación. Esto sí ocurrió en la alianza que llevó al compañero Lugo a la presidencia y nos permitió gobernar y obtener grandes logros como la renegociación de Itaipú, la salud pública gratuita y más. Hoy, la principal dificultad alegada es que las chapas no son representativas y eso genera dificultad para motivar y trabajar con las bases.
Pese a que renunció a su candidatura y optó por postularse en una lista del Senado, usted es del criterio de quedarse en la Concertación. ¿Por qué?
Porque existe una amplia mayoría que quiere el cambio y la unidad. Hay un sentimiento popular que respalda la unidad y es ahí donde debemos estar. Nosotros no apostamos solo a la alternancia, pero ante las condiciones objetivas que hoy tenemos, es un valor estratégico que hay que defender. La gente no debe perder la esperanza en la posibilidad del cambio. Los dos candidatos de las cúpulas del Partido Colorado representan la continuidad de la pobreza, desigualdad, la narcopolítica y la mafia. La alternancia no es el único objetivo, pero sí un punto de partida para profundizar en los cambios y proyectar una alternativa de transformación para nuestro país. Necesitamos estar cerca de la gente y desde esa cercanía construir un sentido común superior, que es la alternancia.
¿Hubo presiones internas en su sector que motivaron que ceda su postulación presidencial?
Considerar que la decisión fue tomada por presiones es una forma de menospreciar nuestra capacidad de análisis y proyección de escenarios políticos. El reposicionamiento fue producto de la reflexión sobre la realidad, que es el marco en el cual se hace política, nos guste o no. Se tomaron en cuenta variables como la falta de estructura para disputar con posibilidades reales la interna, lo cual solo era posible si se hubiera dado con una alianza con algún sector del PLRA, lo cual se buscó. También surge la necesidad de apuntar los recursos a las listas de todo el país. Por otro lado, tenemos la necesidad de fortalecer la lista del Senado. La experiencia nos ha demostrado el valor estratégico del Parlamento como apoyo o contrapeso del Poder Ejecutivo. Las organizaciones del Frente Guasu Ñemongeta acompañaron en mayoría este análisis y la decisión tomada.
El factor Euclides Acevedo, a sabiendas de que varios de sus colegas coquetean con apoyar esa candidatura por fuera de la Concertación, ¿cómo afecta al Frente Guasu?
Se habla de ese tema, pero no hay una conversación ni propuesta formal ni institucional hacia el Frente Guasu. Puede ser que existan algunas afinidades, pero varios sectores del FG han manifestado que para ellos no es opción acompañar esa candidatura. Es un debate que podría darse, pero es mi impresión que finalmente todas las candidaturas no coloradas, incluyendo la de Euclides, van a terminar llegando a un consenso y acompañando a la Concertación, porque todos entienden que, a más candidaturas, más posibilidades de victoria de la ANR.
Usted ha dicho que no quiere ser responsable ante la historia de romper con la Concertación. ¿Cree que hay posibilidades reales de ganar a la ANR?
Hemos visto en diferentes encuestas, nacionales e internacionales, que hay una mayoría casi del 70% que quiere un cambio y la unidad. No podemos alejarnos del sentimiento popular, no podemos aislarnos de esa mayoría. Necesitamos hacer acuerdos en base a nuestras coincidencias y convertir en realidad estas ganas de cambio que tiene la gente. Las posibilidades de ganar se basan en esta idea respaldada por la mayoría y por el nivel de descomposición y disputa interna al que han llegado las dirigencias coloradas. El país no puede seguir en manos del crimen organizado. Es una gran oportunidad.
El presidente del PLRA le pidió que se quede y, en caso afirmativo, ¿qué esperan de la chapa ganadora y cómo los proyectos del FG se verán reflejados en un gobierno de alternancia?
La opción por la unidad responde a una convicción y nuestro interés en que se cumpla nuestra línea política, no a pedidos. Como FG tenemos la línea clara de defensa de los sectores populares y de los derechos de las personas: trabajo digno, acceso a la educación y salud pública de calidad, vivienda, reforma agraria, tierra, justicia tributaria, agricultura familiar campesina, seguridad en el campo y la ciudad, defensa del medioambiente, soberanía en Itaipú y Yacyretá. Vemos como principal problema la desigualdad y pobreza. Para nosotros la gente y sus derechos están antes que el negocio y los privilegios de algunos sectores. Esperamos que estas líneas políticas estén en el programa de gobierno y, sobre todo, en las decisiones que tome el nuevo Gobierno de la Concertación. Pero no solo esperaremos, vamos a presionar desde el Congreso para que se siga esa línea. Además, siempre y cuando sea un gobierno para la gente y que cumpla con las líneas programáticas en común, el FG, desde los espacios institucionales y desde las calles, será un factor de estabilidad y avance.
¿La denominación de significativamente corruptos tanto a Cartes como a Velázquez beneficia las chances de la Concertación?
La intervención de la Embajada de los Estados Unidos no aporta nada nuevo a lo que venimos denunciando desde hace años. Basta con mirar las fortunas malhabidas de políticos, de supuestos “empresarios exitosos” y la pobreza de la mayoría de la población, y es claro que estamos gobernados por personas significativamente corruptas durante décadas. Independientemente del intervencionismo del Gobierno norteamericano, me preocupa más la impunidad y la complicidad de los organismos de justicia locales. Eso vamos a cambiar en el 2023.
¿El presidente Hugo Velázquez debería cumplir su palabra de renunciar al cargo de vicepresidente, ya que ahora cambió el discurso y dijo que prepararía su defensa?
Él debía renunciar cuando se hizo público el tema del acta secreta y los negociados a costa de los intereses nacionales en Itaipú, pero fue salvado por el cartismo. Así como este Gobierno cuando tuvo una pésima gestión de la pandemia, también fue salvado por el cartismo. Siempre pactaron y lo seguirán haciendo porque les unen los mismos intereses mafiosos.
La Concertación es una herramienta de unidad, pero su propia naturaleza y algunas decisiones condicionaron el proceso.